La llegada de la temporada de lluvias en Bogotá y Cundinamarca trae consigo no solo la necesidad de sacar el paraguas y el abrigo, sino también de preparar los hogares para enfrentar las condiciones climáticas que, cada año, ponen a prueba la infraestructura y la seguridad de las viviendas. Las precipitaciones suelen intensificarse entre los meses de octubre y noviembre, generando afectaciones en techos, muros, sistemas de drenaje y vías residenciales.
Para evitar daños y garantizar un entorno seguro y cómodo durante estos meses, es clave realizar algunas acciones preventivas en el hogar. A continuación, presentamos una guía práctica con consejos que ayudan a proteger la vivienda y mantenerla en buen estado durante la temporada invernal.
Uno de los aspectos más importantes es revisar el techo y las cubiertas. Las goteras y filtraciones son los problemas más comunes cuando llegan las lluvias. Es recomendable inspeccionar tejas, canales y bajantes para asegurarse de que no haya grietas, hojas acumuladas o residuos que impidan el correcto drenaje del agua. Si se identifican daños o piezas sueltas, lo mejor es repararlas antes de que las precipitaciones se intensifiquen.
El siguiente paso es verificar el sistema de desagüe. Los canales y tuberías deben estar limpios y libres de obstrucciones. En muchas zonas de Cundinamarca, la acumulación de residuos provoca taponamientos que derivan en inundaciones domésticas. Un mantenimiento periódico puede evitar que el agua se estanque o se filtre hacia los muros y cimientos de la casa. También es recomendable revisar las rejillas y sifones del patio o garaje para asegurarse de que el flujo sea continuo.
En las viviendas ubicadas en zonas con pendientes o cerca de quebradas, es fundamental reforzar los sistemas de contención y los drenajes perimetrales. El exceso de humedad puede afectar la estabilidad del terreno y provocar deslizamientos o agrietamientos en las paredes. Las autoridades locales recomiendan mantener despejadas las zonas de evacuación de agua y reportar a tiempo cualquier señal de riesgo, como grietas, hundimientos o filtraciones en el suelo.
La electricidad también merece especial atención. Durante las lluvias, los cortocircuitos son más frecuentes debido a la humedad o al contacto del agua con conexiones expuestas. Es aconsejable revisar enchufes, extensiones y tomacorrientes, y evitar el uso de aparatos eléctricos en exteriores mientras llueve. Además, contar con protectores de voltaje puede prevenir daños en los electrodomésticos durante las tormentas eléctricas.
Otro punto clave es proteger puertas y ventanas. Se recomienda sellar los bordes con silicona o burletes para evitar filtraciones y mantener la temperatura interior. En los balcones o terrazas, es mejor retirar objetos que puedan desplazarse con el viento o el agua, como materas o muebles livianos, y asegurar toldos o cubiertas que puedan desprenderse.
En el interior del hogar, es útil identificar zonas vulnerables a la humedad, como sótanos o muros exteriores. Aplicar selladores impermeabilizantes o pinturas antihumedad puede evitar la aparición de moho y malos olores. Asimismo, ventilar los espacios durante las horas de menor precipitación ayuda a reducir la condensación y mantener un ambiente saludable.
Por último, no hay que olvidar preparar un kit básico de emergencia con linterna, pilas, botiquín, documentos importantes protegidos y números de contacto de bomberos y autoridades locales. En caso de fuertes tormentas, mantener la calma y desconectar los aparatos eléctricos es fundamental para prevenir accidentes.
Bogotá y Cundinamarca enfrentan cada año lluvias intensas que ponen a prueba la preparación de los hogares. Adoptar medidas preventivas no solo protege la infraestructura, sino que también garantiza la seguridad y bienestar de las familias. En un contexto de cambios climáticos cada vez más notorios, la prevención sigue siendo la mejor herramienta para cuidar el hogar y adaptarse a las condiciones del entorno.




