Tausa, en la provincia de Ubaté, hace parte de los destinos que conectan pasado, territorio y prácticas que siguen vivas en la Región Trece. Su historia comienza mucho antes de la fundación del pueblo, cuando los muiscas habitaban este territorio y lo convirtieron en uno de sus principales depósitos de sal. Ese recurso fue clave para la economía indígena y luego para la economía colonial, lo que explica por qué Tausa aparece una y otra vez en documentos de los siglos XVI y XVII como un punto estratégico para el control, la producción y el comercio de la sal.
Y aquí te contamos más de Tausa, junto a Magnífica Región Trece.
En 1541 el capitán Gonzalo de León Venero recibió la encomienda que agrupaba a Tausa, Suta y Simijaca. Durante esos años comenzó la relación entre el territorio y los procesos administrativos coloniales. En 1559, Diego Rodríguez de Valderas fue asignado como comisionado del área de Ubaté, a la que pertenecía Tausa junto con Suesca, Susa, Cucunubá, Fúquene, Simijaca y Sutatausa. Todo este bloque territorial era parte de la provincia de Santa Fe, lo que da una idea de la importancia que tenía este corredor para la Corona.
La primera ubicación del pueblo corresponde a lo que hoy se conoce como Tausa Viejo o Belén. En 1781 el asentamiento tenía una plaza, una plazuela, siete casas de teja y unas ciento veinte casas de paja. Su patrona era Santa María Magdalena, cuya imagen original se grabó en piedra y luego fue trasladada a un lienzo que estuvo en el pueblo antiguo y en el nuevo, aunque finalmente se extravió.
Durante el siglo XIX Tausa estuvo vinculada a la producción y el comercio de la sal. En 1827 las salinas fueron arrendadas por diez años y en 1834 pasaron a manos de nuevos contratistas. Después, en 1853 y 1862, otros grupos tomaron el control de estas y de las salinas de Zipaquirá y Nemocón. El 1 de septiembre de 1886 se declaró libre la elaboración de sal, lo que generó un comercio intenso que dinamizó la economía local hasta 1931, cuando el Banco de la República tomó el control y cerró las operaciones.
A comienzos del siglo XX surgió la propuesta de trasladar el pueblo a un sitio más plano cerca del camino Ubaté–Zipaquirá. La idea tomó fuerza con la apertura de la nueva carretera y empezó a hacerse realidad en 1912, cuando los habitantes decidieron mudarse al sector conocido como Aguasal, a un kilómetro del sitio original. El traslado se dio oficialmente en 1942. Algunas versiones cuentan que la decisión también tuvo que ver con relatos locales sobre brujas y fantasmas que los habitantes aseguraban ver en Tausa Viejo.
Ese primer asentamiento permanece semipoblado y conserva la iglesia colonial, el antiguo palacio municipal y varias casas que dan contexto a la historia urbana del municipio.

Hoy Tausa se mueve entre su historia y los procesos culturales contemporáneos. Puedes conocer el festival “Sumercé”, un evento creado para fortalecer el arraigo y la identidad tausana. Este encuentro cultural se convierte en un espacio para ver cómo la comunidad mantiene prácticas propias y modelos de organización colectiva que se conectan con la memoria del territorio.
Tausa también se ha consolidado como un destino para diferentes tipos de turismo. En el turismo cultural e histórico, uno de los lugares más representativos es Tausa Vieja, que está recuperando presencia como un pueblito con calles empedradas y construcciones tradicionales. Allí se puede entender cómo fue el proceso de traslado del pueblo y cómo la actividad salinera marcó su desarrollo.
Otro punto relevante es el Templo Doctrinero del siglo XVI, una construcción que conserva técnicas coloniales como el bahareque. Su valor histórico está en su papel dentro de la evangelización y la administración temprana de la región.
También están los Pozos de Sal Muiscas, un espacio sagrado donde se realizaba la extracción del mineral. Visitar estos pozos permite entender cómo la sal fue un recurso que transformó la vida económica y cultural del territorio desde tiempos prehispánicos.
En el turismo religioso, la Parroquia de Santa María Magdalena del pueblo nuevo funciona como centro de actividad comunitaria. La Capilla del Divino Niño en el Alto de Quitá es un punto clave para observar el territorio y entender la relación entre Tausa Nuevo y Tausa Viejo. Cada mes se celebran eucaristías en este lugar, lo que lo convierte en un punto de encuentro para la comunidad. Las fiestas patronales, la Semana Santa y el Sendero de la Virgen integran recorridos y prácticas que conectan lo espiritual con el paisaje natural.
En el turismo popular, los Mercados Campesinos y las Ferias Locales reúnen a productores que trabajan en artesanías, apicultura, gastronomía y negocios verdes. Estos mercados se realizan el primer domingo de cada mes y permiten conocer procesos productivos locales.
La gastronomía incluye platos como el cuchuco y las jetas tausanas, que hacen parte de la identidad culinaria del municipio. También se encuentran artesanías en lana de oveja, elaboradas con técnicas que vienen desde generaciones anteriores y que hoy siguen representando la economía local.

Tausa reúne pasado, tradición, prácticas culturales y dinámicas turísticas que siguen transformándose con el tiempo. Es un territorio donde las historias de la sal, los recorridos por los templos, los mercados campesinos y la vida comunitaria se cruzan para mostrar cómo un municipio puede mantener su memoria mientras construye nuevas formas de habitarlo.
Y si quieres conocer más de Tausa, te invitamos a ver Magnífica Región Trece, donde vemos los encantos de este municipio de Boyacá. Y recuerda que #MagníficaRegiónTrece se emite todos los sábados y domingos a las 2:00p.m., en la TV de Canal Trece; donde conocerás lo más representativo de nuestra Región Trece.




