Detrás de cada gran historia de conservación hay una chispa inicial, una curiosidad que se convierte en propósito. En el caso del fotógrafo y biólogo Sebastián Di Doménico, esa chispa surgió hace años, cuando aún era estudiante universitario. Salía de clase, tomaba su celular y se dedicaba a fotografiar la naturaleza que lo rodeaba. “Empecé tomando fotos con el teléfono, a mis amigos biólogos y a los animales que veía cerca. Me di cuenta de que a través de la cámara podía pasar tiempo con ellos sin tener que hacer muestreos o intervenirlos”, recuerda.
Ese descubrimiento fue el punto de partida de una carrera que hoy combina arte, ciencia y educación ambiental. Sebastián encontró en la fotografía un puente entre la observación biológica y la emoción humana. Su lente se ha enfocado en una especie que lo acompaña desde hace años: el oso andino, un símbolo de los páramos colombianos y del equilibrio entre los ecosistemas de montaña.
El año pasado logró registrar 87 avistamientos de oso andino, y en lo que va de este año ya suma 63. No lo mueve la cifra, sino el aprendizaje que hay detrás de cada encuentro. “Todos mis colegas hacían trabajo con aves o reptiles, pero cerca de mi casa había osos. Decidí dedicarme a conocerlos y a retratarlos sin perturbarlos”, explica.

El arte de observar sin intervenir
Para Sebastián, la fotografía de fauna no se trata solo de captar una buena imagen, sino de respetar el comportamiento natural del animal. “Depende de la especie. A veces uso ropa camuflada, pero con los osos prefiero una chaqueta de cazador. El roce de las telas, los ruidos mínimos, todo puede alterar su conducta. Es importante mantener siempre la distancia adecuada y no interferir”, asegura.
Su ética detrás del lente refleja el mismo mensaje que transmite Andy, el oso del Canal Trece: cuidar el planeta desde el respeto, la empatía y la conexión. Andy, como símbolo de la biodiversidad y la educación ambiental, encarna la idea de que la naturaleza no necesita ser invadida, sino comprendida. En esa coincidencia se encuentra el vínculo entre el fotógrafo y la filosofía del canal: ambos inspiran amor por la vida silvestre y promueven una relación más consciente con el entorno.

Un mensaje para enamorarse de los páramos
Sebastián Di Doménico busca que su trabajo despierte algo más profundo que la admiración por una imagen. “Quiero enamorar a la gente. Que se maravillen con los páramos cercanos a Bogotá, que sepan que tenemos una especie carismática e importante, y que aprendan a conservarla y amarla conociéndola”, dice con entusiasmo.
Cada fotografía suya es una invitación a mirar más allá del lente: a descubrir la historia de los ecosistemas, a reconocer la presencia silenciosa del oso y a entender que la conservación comienza cuando se despierta el afecto. “Solo se protege lo que se ama, y solo se ama lo que se conoce”, repite como una premisa que guía su trabajo.

Andy y Sebastián: una misma causa
Mientras Sebastián recorre las montañas con su cámara, Andy recorre las pantallas del Canal Trece recordando a grandes y pequeños que cuidar el planeta es tarea de todos. Ambos representan, desde lenguajes distintos, un mismo compromiso: proteger la biodiversidad, sensibilizar al público y promover el respeto por los seres que habitan la Tierra.
En tiempos donde la naturaleza enfrenta tantas amenazas, la labor de comunicadores, artistas y científicos se vuelve vital. Sebastián lo hace desde la imagen; Andy, desde la educación y el entretenimiento. Juntos, demuestran que el amor por el planeta puede transformarse en acción, y que la belleza del mundo natural está más cerca de lo que imaginamos, incluso en los páramos que rodean a Bogotá.





