Todas las fotos son cortesía de David Cuisa.
“Debajo de ese árbol pusieron una silla donde me sentaba a esperar a mi papá”, le contó una abuela entre lágrimas a David Cuisa luego de ver una pintura hecha hecha por él, a partir de dos fotos antiguas de Saboyá. Así fue como supo que las 34 obras que componen su exposición de pintura en alto relieve en plena plaza principal de Saboyá, en Boyacá.
Cuisa comenzó este proyecto hace cuatro años, con apenas 21 años. “Inicialmente solo iban a ser unos muros grandes del coliseo. Pero la idea que presentamos fue con texturas y relieves y les gustó más esta idea, similar a los zócalos con alto relieve que hay en Guatapé, Antioquia”, explica el artista quien, aunque no nació en Boyacá, ha encontrado en esas tierras su inspiración estética, que busca desde los cinco años cuando su mamá lo sentaba a ver ‘El Placer de Pintar’ con Bob Ross.
“Aunque nací en Bogotá, mis raíces son boyacenses. Mi mamá es de Tenza, pero el resto de su familia creció en Garagoa, donde terminé mi bachillerato, en el Colegio Industrial”, recuerda. “Amo esta tierra y he podido vivir en el campo. Cuando llegué a Saboyá me empapé de otra cultura y, sin ponernos de acuerdo -por eso fue tan extenso-, todos quisieron resaltar bondades del municipio: sus oficios, costumbres, sus sitios aqua turísticos”.
Así, por ejemplo, no solo quedaron retratados lugares icónicos del municipio, sino personajes históricos como uno de sus panaderos quien, aunque no quería ser retratado, Cuisa logró convencerlo. “Cuando se dio cuenta ya estaba plasmado y estaba super orgulloso de estar ahí en su oficio. Los turistas vienen lo sacan de la panadería, lo ponen al lado del gemelo y le sacan una foto”, cuenta.
Como los mejores, Cuisa tampoco es artista de profesión, pero lleva toda la vida echando cabeza a cómo manifestar sus inquietudes creativas. Por eso afirma que esta exposición -la primera que tiene hasta ahora- no es solamente una vitrina de su trabajo, sino un laboratorio de uso de materiales, herramientas y conceptos, que ha usado en nuevos proyectos.
Este laboratorio le ha abierto las puertas a otros departamentos de Colombia. “Me han pedido unos trabajos privados. En Moniquirá un par de cuadros y ahora en Guayatá, donde van por un tercer récord Guinness: la creación de este tipo de obras en un tiempo corto. Apenas vamos seis meses y medio y ya hemos hecho 29 obras», cuenta orgulloso.
“Pero Saboyá es la consentida porque está como detenida en el tiempo y tiene tantas cosas hermosas que exponer, como el que ha sido muchas veces el pesebre más grande de Colombia”. Además, en su trabajo de investigación sobre el municipio, encontró que los indígenas que habitaron la región en las épocas del Cacique que dio nombre al municipio no eran solo alfareros, sino que trabajaban el oro y, sobre todo el hueso.
“De aquí viene la famosa cucharita del maestro Jorge Velosa y yo mismo he comenzado a tallar estas piezas también en hueso. Saboyá no solo me dio la oportunidad de explorar artística y artesanalmente, porque ambas me han abierto las puertas, entonces lo que siento es amor y agradecimiento por Saboyá», concluye.
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