A solo unas horas de Bogotá existen lugares donde el aire fresco, la naturaleza y la tranquilidad se convierten en la mejor terapia para cerrar la semana. Los planes rurales se han consolidado como una tendencia de turismo de bienestar que combina descanso, gastronomía local y experiencias ecológicas.
Uno de los destinos más recomendados es Guatavita, un pueblo mágico a 75 kilómetros de la capital. Además de su famosa laguna, ofrece rutas de senderismo, talleres de cerámica y visitas a fincas agroecológicas donde los viajeros pueden aprender sobre cultivos sostenibles.
Otra opción es La Vega, en Cundinamarca, ideal para quienes buscan un clima cálido, ríos cristalinos y cascadas naturales. Su cercanía con Bogotá la convierte en un lugar perfecto para escapadas cortas, con alojamiento campestre y actividades como tubing y caminatas ecológicas.
Para los amantes del silencio y la montaña, Suesca es el destino por excelencia. Conocido por sus imponentes rocas y su paisaje andino, es un punto de encuentro para escaladores y viajeros que buscan desconexión y aventura.
Estos destinos no solo ofrecen descanso, sino también una oportunidad de turismo responsable. La mayoría de los emprendimientos rurales impulsan prácticas sostenibles y promueven la economía local.
Escapar del ruido de la ciudad es posible sin recorrer grandes distancias. En pocas horas, los visitantes pueden sumergirse en paisajes únicos que combinan naturaleza, cultura y hospitalidad.




