Por: Jeisson Chibuque
El gusto personal de Hany Uribe por los sombreros y su variedad de estilos trascendió en un importante emprendimiento que transformó su vida. La girardoteña se ha hecho popular en la región por el diseño y personalización de sombreros típicos. Cada sombrero es único; la inspiración siempre es distinta y los diseños son exclusivos. Desde muy pequeña se hizo amante de este accesorio y haciendo honor a su vanidad, un día decidió que sus sombreros deberían ser inolvidables; así empezó. A través de técnicas de pintura, bisutería, repujado y otras más, imprimió identidad, elegancia y color a su colección, captando la atención de las que se convertirían en sus primeras clientes.
El talento por esta actividad lo despertó hace muchos años. Luego de lucir una de sus creaciones en un paseo junto amigas, el pasatiempo se intensificó. ¡Todas querían un sombrero! Durante el periodo de pandemia Hany permaneció sin empleo por unos meses, ese momento fue la oportunidad que ella tomó para que su talento se convirtiera en un influyente medio de negocio. Este particular proyecto ha roto barreras. Lo más especial es que a través de ello Hany resalta la cultura colombiana: trabaja únicamente sobre sombreros típicos de las regiones de nuestro país.
Lo que más disfruta Hany de su trabajo es la versatilidad, ha hecho colecciones de estilo roquero , motociclista y vaquero, aunque para ella lo más valioso es darle una oportunidad a aquellos sombreros autóctonos que están algo olvidados, esos que describen la historia de nuestros campesinos y nuestro territorio, es por eso que trabaja en alianza con varias asociaciones de artesanas regionales. Sin embargo, ella asegura que hay algunos que son intocables, ya que brillan por sí solos, como el sombrero aguadeño, el vueltiao y el wayuu.