La Costa Atlántica de Colombia es mucho más que playas paradisíacas y calor caribeño. Entre sus carreteras, bahías y montañas costeras se esconden pueblos que conservan la esencia del Caribe: calles coloridas, música que brota de cada esquina, gastronomía inigualable y gente que recibe al visitante con una sonrisa.
Aquí te presentamos algunos de los pueblos más lindos de la Costa Atlántica, lugares que vale la pena recorrer sin prisa para descubrir el corazón del Caribe colombiano.
1. Mompox (Bolívar): el realismo mágico hecho ciudad
Ubicado a orillas del río Magdalena, Santa Cruz de Mompox es una joya colonial que parece detenida en el tiempo. Sus calles empedradas, balcones de hierro forjado y templos blancos inspiran a quien la visita. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Mompox es ideal para perderse entre su historia, su arquitectura y su espíritu literario. Gabriel García Márquez se inspiró en su atmósfera para construir parte del universo de Macondo.
Además de sus iglesias, vale la pena visitar la Albarrada, recorrer el río en lancha al atardecer y probar el icónico queso de capa o el dulce de limón.
2. Palomino (La Guajira): naturaleza, surf y mochileros
Entre el mar Caribe y la Sierra Nevada de Santa Marta, Palomino se ha convertido en uno de los destinos más buscados por viajeros que aman la naturaleza. Es un pequeño pueblo costero con ambiente relajado, perfecto para desconectarse, practicar surf, hacer tubing por el río Palomino o disfrutar de las playas con vista a las montañas.
Allí convergen comunidades indígenas, artesanos, locales y extranjeros, lo que le da un aire multicultural y bohemio que encanta a todos los visitantes.
3. Santa Cruz de Lorica (Córdoba): arquitectura y sabor
Conocida como “la capital del Sinú”, Lorica es una joya arquitectónica que conserva la huella del comercio sirio-libanés que floreció en la región a comienzos del siglo XX. Su Mercado Público, frente al río Sinú, es una obra maestra del estilo republicano y un centro de vida cultural.
Caminar por sus calles es un viaje en el tiempo: casas coloridas, balcones coloniales y el sonido de los acordeones que acompañan la gastronomía típica, como el suero atollabuey, el arroz con coco o el sancocho de gallina.
4. San Antero (Córdoba): sol, playa y tradición
A pocos kilómetros de Coveñas, San Antero es sinónimo de playas tranquilas, palmeras y festivales. Es conocido por ser la sede del Festival del Burro, una celebración única en el país que mezcla humor, disfraces y música. Además, desde allí se puede acceder a la Ciénaga de la Caimanera, un santuario natural lleno de aves, manglares y aguas cristalinas.
Ideal para quienes buscan turismo de naturaleza, fotografía o descanso sin grandes multitudes.
5. Ciénaga (Magdalena): patrimonio caribeño con historia literaria
Ubicada entre el mar Caribe y la Sierra Nevada, Ciénaga es uno de los pueblos más fotogénicos de la región. Su Centro Histórico, declarado Monumento Nacional, guarda edificios de estilo republicano y art déco que evocan su esplendor de antaño.
Ciénaga también está rodeada de mitos, historia y literatura: fue escenario de hechos narrados en Cien años de soledad y de importantes capítulos de la historia social del país. Hoy, su malecón, sus playas y su gastronomía típica la convierten en una parada imperdible del Caribe colombiano.
6. Galerazamba (Bolívar): el mar rosado de Colombia
A solo una hora de Cartagena, Galerazamba se ha hecho famosa por su mar rosado, una salina natural que adquiere ese color gracias a la concentración de sal y microalgas. Aunque su atractivo principal es este fenómeno natural, el pueblo también ofrece experiencias culturales, artesanías de sal y una historia ligada a la producción salinera.
Es un lugar perfecto para hacer fotografías únicas y conocer otra cara del Caribe, lejos del turismo masivo.
Un Caribe más allá de las playas
Recorrer estos pueblos es entender que el Caribe colombiano es un mosaico de culturas, sabores y paisajes. Desde las tradiciones ribereñas de Mompox hasta las playas vírgenes de Palomino, la Costa Atlántica ofrece una mezcla perfecta entre historia, naturaleza y calidez humana.
Así que, si estás planeando tu próximo viaje, déjate llevar por las rutas del norte colombiano y descubre estos pueblos donde la vida transcurre al ritmo del tambor, el río y el mar.




