En un mundo donde un «me gusta» puede parecer más importante que una conversación real, el cortometraje “LIKE” llega como un llamado urgente a reflexionar sobre el impacto de las redes sociales en la salud mental de las y los jóvenes. Esta producción, cargada de simbolismo y fuerza emocional, pone sobre la mesa preguntas que rara vez nos detenemos a hacer: ¿cuánto vale nuestra autoestima en el universo digital? ¿A qué precio buscamos aprobación?
“LIKE” no solo cuenta una historia, la denuncia. La pieza explora cómo la necesidad constante de reconocimiento virtual puede transformarse en un ciclo de ansiedad, aislamiento y dependencia emocional. El protagonista, como tantos adolescentes y jóvenes, se enfrenta a la presión silenciosa de tener que agradar, mostrar una vida ideal o encajar en estándares irreales. Todo esto en un entorno que premia la exposición y penaliza el silencio.
En tiempos donde el algoritmo decide lo que vemos y lo que vale la pena, este drama psicológico nos invita a reconectar con lo esencial: lo humano. Nos recuerda que detrás de cada pantalla hay personas sintiendo, luchando, buscando pertenencia. Y que muchas veces, esa búsqueda se vuelve un laberinto emocional del que no siempre es fácil salir sin ayuda.
“LIKE” también abre la puerta a hablar de algo urgente y aún poco visibilizado: la salud mental en la era digital. Las redes sociales, si bien pueden ser herramientas de expresión, también pueden generar comparaciones tóxicas, baja autoestima y una desconexión profunda con el mundo real. Por eso, más allá del relato, este cortometraje funciona como una alerta y una invitación: a frenar, a mirar adentro, a pedir ayuda cuando sea necesario.
Porque al final, el verdadero valor de una persona no se mide en corazones rojos ni en número de seguidores. Se mide en bienestar, autenticidad y la capacidad de mirarnos sin filtros.




