En el occidente de Boyacá, a 210 kilómetros de Tunja, está La Victoria, un municipio joven que surgió en medio de los años difíciles de la historia colombiana y que hoy conserva su identidad rural y su conexión con la naturaleza. Con una temperatura media de 23,4 °C y rodeado por los ríos Batán, Boquerón y Sarracayal, este pueblo de 1.202 habitantes se ha convertido en un punto de encuentro para quienes buscan tranquilidad, cultura y paisajes.
Y aquí te contamos más de La Victoria, junto a Magnífica Región Trece.
Un municipio con historia de resistencia
Antes de la llegada de los españoles, el territorio de La Victoria fue habitado por los muzo, un grupo indígena perteneciente a la familia Caribe. De ellos aún se conservan rastros en la zona, especialmente en los antiguos asentamientos donde más tarde se levantaron las primeras casas del pueblo.
La historia reciente del municipio está ligada a la migración de familias que huían de la violencia en los años 50. Liberales que buscaban refugio en Yacopí se establecieron en este territorio, donde el líder Justo Emigdio Delgado ofreció terrenos para construir viviendas. En ese camino entre Muzo y Yacopí comenzó a levantarse el nuevo caserío que, con el tiempo, se llamaría La Victoria, en alusión a la superación y la esperanza que tuvieron sus primeros habitantes.
En 1956 se estableció el poblado y en 1965 se reconoció oficialmente como municipio. Justo Emigdio Delgado fue su primer alcalde y una figura clave en el desarrollo local. Años después, en 1971, su vida terminó en un atentado con móvil político mientras ejercía nuevamente el cargo.
Un territorio con raíces agrícolas
La Victoria tiene una economía basada en la agricultura y la ganadería. En sus 16 veredas —entre ellas Buenavista, El Banco, San Martín, Santa Helena y Tocanal Nariño— se cultivan productos como café, caña de azúcar, cacao, plátano, yuca, aguacate, zapote y pitahaya. La producción ganadera también aporta a la economía local, complementando el sustento de muchas familias.
Aunque el municipio hace parte del área esmeraldífera del occidente de Boyacá, su explotación ha sido mínima. Aquí la minería no ha desplazado las actividades agrícolas, y el trabajo del campo sigue siendo la principal fuente de ingresos y una de las costumbres más representativas de los victorianos.
La vida cotidiana en La Victoria
El centro del municipio reúne los espacios más representativos: la Alcaldía Municipal, el Centro de Salud Nuestra Señora de Las Victorias y la Institución Educativa Alfonso López Pumarejo, que concentra la vida académica de niños y jóvenes. Las dinámicas sociales se desarrollan alrededor del parque principal, donde los domingos se vive el mercado semanal, punto clave para el comercio, el transporte y el encuentro comunitario.
El domingo no solo es día de compra y venta. Es también el cierre de las jornadas agrícolas y el momento para compartir entre vecinos. Ese día, las calles del centro se llenan de productos del campo y se reafirman los lazos que sostienen la vida rural del municipio.
Fiestas, tradiciones y costumbres
Las tradiciones populares siguen siendo uno de los motores culturales del municipio. Una de las prácticas más comunes es el tejo, que reúne a familias y amigos en un espacio de convivencia. Este juego, considerado deporte nacional, es parte de la identidad boyacense y una costumbre que se mantiene viva en La Victoria.
Entre las celebraciones más importantes están las ferias y fiestas en honor a Nuestra Señora de La Victoria, la patrona del municipio. Se celebran cada 28 de octubre y reúnen a locales y visitantes en actividades religiosas, desfiles y encuentros sociales. También se destaca el Día del Campesino, una fecha que reconoce el trabajo del campo y la labor de quienes mantienen viva la producción agrícola.
Durante el mes de octubre también se realizan más actividades tradicionales que han permanecido en la cultura local. Estas actividades, junto a las fiestas de fin de año, marcan los principales momentos de encuentro social en el calendario del municipio.
Naturaleza y turismo ecológico
El turismo en La Victoria tiene un enfoque ecológico y rural. Sus paisajes montañosos, los ríos que la rodean y la tranquilidad del entorno hacen que el lugar sea ideal para el descanso y la conexión con la naturaleza. Aunque la infraestructura turística es limitada, las familias locales están interesadas en fortalecer una ruta turística del occidente de Boyacá, en la que se destaque su cultura, historia y gastronomía.
Los visitantes pueden recorrer sus veredas, conocer los cultivos, participar en las faenas del campo o simplemente disfrutar del paisaje. Las caminatas por los alrededores permiten observar los diferentes ecosistemas que conviven en el territorio.
Identidad y comunidad
La Victoria no es solo un municipio, sino una muestra del espíritu resiliente de Boyacá. La mezcla entre nativos y descendientes de migrantes de Tudela, Ibama, Yacopí y Topaipí ha formado una comunidad diversa, unida por la memoria y la esperanza de un futuro mejor. Los victorianos han aprendido a cuidar su territorio, a valorar su entorno y a mantener vivas las tradiciones que los identifican.
El aislamiento geográfico ha sido un reto. La falta de vías de comunicación y transporte rápido ha limitado su desarrollo, pero también ha permitido conservar un ritmo de vida pausado y una relación cercana con la tierra. Hoy, los habitantes buscan nuevas formas de mostrar su municipio, impulsar el turismo y fortalecer su economía sin perder su esencia.
Un rincón por conocer
Visitar La Victoria es una oportunidad para conocer un pedazo del occidente boyacense que aún conserva la calma y las costumbres del campo. Aquí la vida gira alrededor del trabajo agrícola, las festividades religiosas y la convivencia comunitaria. Sus habitantes mantienen viva la historia de un pueblo que nació en medio de la adversidad y que hoy se mantiene firme gracias al esfuerzo colectivo.
Caminar por sus calles, conversar con sus pobladores y participar en sus fiestas permite entender por qué el nombre La Victoria simboliza más que una historia: representa una forma de vida, un recuerdo de quienes lograron construir un futuro donde antes hubo desplazamiento y violencia.
Este municipio es una parada clave para quienes recorren Boyacá buscando historias, paisajes y comunidades que le apuestan al desarrollo local desde su identidad. En el centro del departamento, La Victoria sigue escribiendo su historia como un territorio que se levanta cada día sobre los valores del trabajo, la fe y la unión.
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