Allí, ambientada a mediados de la década de los 70, transcurre la historia de Amparo, una mujer adolescente que se fuga de un internado de monjas y va a parar a la casa de su hermana. Inmersa en la bruma donde lo urbano se desdibuja en lo rural, Amparo es macabramente escogida por el que será su victimario los siguientes 8 años: se trata de Libardo, conocido como el animal, un hombre de mediana edad que guarda un desprecio implacable hacia las mujeres, y que resulta siendo una encarnación de una intensa misoginia de la que todo el mundo es testigo y frente a la que nadie actúa.
La mujer del animal se cosechó durante más de siete años: es una película de largo aliento que, en últimas, es la historia de una sobreviviente en un mundo hostil donde no hay muchas certezas además de la brutalidad. Es la cuarta película del director, que nuevamente vuelve a las barriadas paisas para contar una de esas historias que pocas veces se cuentan en Colombia.
Echando mano de recursos narrativos intensos, de actuaciones naturales seleccionadas y trabajadas minuciosamente bajo el precepto de lo real y de una fotografía que bordea siempre el abismo de la loma, Gaviria hace un retrato por igual intenso y tormentoso de la situación de miles de mujeres en Colombia.
Imagen: Tiempo de cine
Aunque la historia de Margarita (la mujer que puso su historia de vida al servicio de la película) sucedió hace más de 40 años, su vigencia es latente. Según cifras de Medicina Legal, cerca de 3.000 mujeres fueron asesinadas y más de 125.000 fueron víctimas de violencia de pareja entre 2014 y 2016.
Estas cifras se hacen más crudas cuando el radar se desplaza a zonas rurales apartadas y a asentamientos urbanos de invasión.
"La incertidumbre es un elemento esencial de lo que es la vida propiamente... En la medida en que yo esté de la mano de la incertidumbre puedo tener la garantía, o la ambición, de que la vida estará en la película”
, dijo el director en una entrevista del año pasado.
En La Mujer del Animal la cámara se cuela tras las cortinas de los baños y las aristas de los cambuches, y le muestra al espectador los peligros de la vida privada: allí, en un silencio a voces, se cocina el abuso en sus más variadas formas.
Hay un personaje indispensable en la película que no es ni la víctima ni el victimario: se trata de todos los demás personajes juntos, incluido el espectador, testigos de una realidad que parece restringida al ámbito privado pero que engendra la violencia de género: la madre suprema de todas las violencias.
La mujer del animal se estrenó el 9 de marzo en: Bogotá Medellín, Ibagué, Barranquilla Manizales, Pereira, Villavicencio, Cali y Envigado. Por Astrid Ávila.