El pasado 9 de noviembre, Bogotá volvió a vibrar al ritmo del ska, el rock y la alegría desbordante de La Mosca Tsé-Tsé, una de las bandas más queridas y recordadas de Argentina. Con una trayectoria de más de tres décadas, el grupo se presentó en el Teatro Astor Plaza en un concierto que combinó nostalgia, energía y celebración, en una noche que se convirtió en un viaje directo a los años dorados del pop latino.
La Mosca llegó a Colombia como parte de su gira por Latinoamérica, en la que celebra su historia musical y presenta su más reciente producción discográfica titulada Muchachos, un álbum que mezcla nuevos temas con los sonidos característicos que los catapultaron a la fama internacional.
Un reencuentro con los clásicos
Desde el primer acorde, el público supo que sería una velada inolvidable. La banda abrió el espectáculo con “Para no verte más”, himno que puso de pie a todos los asistentes y marcó el inicio de un repertorio que combinó los grandes éxitos con nuevas canciones.
Temas como “Te quiero comer la boca”, “Baila para mí”, “Yo te quiero dar” y “Todos tenemos un amor” hicieron cantar a los cientos de asistentes que llenaron el teatro. La energía del vocalista Guillermo Novellis contagió a todos, y el ambiente fue el de una verdadera fiesta porteña en el corazón de Bogotá.
Cada canción era coreada por el público con la misma fuerza con la que sonaron en las emisoras a finales de los noventa y principios de los dos mil. La Mosca demostró que, a pesar del paso del tiempo, su música conserva la misma frescura, alegría y espíritu festivo que los hizo famosos en toda América Latina.
El nuevo sonido de una banda eterna
Además de los clásicos, el grupo presentó temas de su más reciente trabajo, Muchachos, en el que rinden homenaje al título de la canción que se convirtió en símbolo de la selección argentina campeona del mundo en 2022. Con una mezcla de ska, cumbia, pop y ritmos urbanos, la banda ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia.
El público bogotano recibió con entusiasmo las nuevas canciones, demostrando que el cariño hacia La Mosca trasciende generaciones. Padres e hijos compartieron el mismo entusiasmo, bailando y cantando juntos los temas que marcaron distintas etapas de sus vidas.
Un show lleno de energía y conexión
La puesta en escena fue sencilla pero potente. La Mosca apostó por la cercanía con el público, con un espectáculo cargado de humor, baile y complicidad. Guillermo Novellis, carismático como siempre, agradeció al público colombiano por su calidez y aseguró que volver a Bogotá “es como regresar a casa”.
El sonido impecable, la interpretación de los metales y el ritmo contagioso del bajo y la batería recordaron por qué esta banda se convirtió en un referente del ska latino. Cada pausa del show era acompañada por aplausos y ovaciones, y el cierre fue apoteósico: “Para no verte más” volvió a sonar, esta vez como despedida, dejando al público pidiendo una canción más.
La Mosca, un fenómeno que no pasa de moda
La Mosca Tsé-Tsé no solo representa una época dorada de la música latina, sino también un estilo de vida: alegría, fiesta y unión. Su paso por Bogotá confirmó que su legado sigue más vivo que nunca y que su música continúa siendo banda sonora de la vida de muchos.
Con un repertorio que une generaciones, una energía arrolladora y un carisma que traspasa fronteras, La Mosca volvió a demostrar que la buena música no envejece, se transforma y se comparte.
Su concierto en el Teatro Astor Plaza no fue solo un recital, sino una celebración de la memoria colectiva de toda una generación que creció entre ritmos latinos, ska y letras que aún hoy suenan tan frescas como hace treinta años.




