Bogotano de corazón y observador de cielos y alas, Diego Emerson Torres combina su formación como Administrador de Empresas por la Universidad de La Salle con una pasión que empezó hace nueve años: la fotografía de aves. Su propósito es claro: “despertar asombro y admiración por las aves que comparten nuestro entorno”.
El origen de una vocación
Todo comenzó durante una visita al Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya, en el departamento de Risaralda, donde Diego descubrió la historia de la Pava caucana (una especie amenazada por la cacería) y encontró allí la motivación para contar historias de conservación a través de la fotografía.
Lo que empezó como un pasatiempo se convirtió en misión: acercar a otros a las maravillas de la naturaleza que muchas veces ignoran, aún en entornos tan cercanos como la sabana de Bogotá.
Un país privilegiado para el vuelo
Colombia alberga casi un 50 % de las especies de aves del mundo, lo que la convierte en un paraíso para la fotografía de naturaleza y la ornitología.
Los colibríes, en particular, viven únicamente en el continente americano, y gracias a nuestra posición geográfica, Colombia es privilegiada en esta categoría.Aunque en una ciudad como Bogotá tan poblada e industrializada podría pensarse que es difícil ver estas maravillas, basta asomarse a los cerros orientales o subir al Cerro Monserrate para empezar a disfrutar de ellas.
La sabana como escenario y desafío
Para Diego, la sabana de Bogotá no es un mero paisaje urbano, es un escenario vivo donde las aves tienen mucho que decir:
- Allí se encuentran colibríes y otras especies que coexisten cerca de la ciudad, humedales, parques, jardines y cerros.
- La labor no es sólo fotográfica, es de rescate visual de lo que a menudo pasa desapercibido.
- Su propósito: que las personas se sorprendan y actúen, ya sea sembrando flores, respetando flora nativa o reconociendo que ese “oasis” natural existe justo a su lado.
Paciencia, respeto y técnica
Fotografiar aves exige mucho más que buen equipo de fotografía: exige paciencia, estudio, ética, y buen ojo. Como Diego ha señalado:
“Lograr fotos como estas implica respeto por la vida de las aves y paciencia. Pero no se imaginan la adrenalina que se siente cuando, después de 8 horas de esperar que aparezca, el pájaro se ubica a tres metros de uno.” Desde vestirse con tonos tierra, madrugar, minimizar ruidos, hasta conocer los hábitos de cada especie: todo es parte del ritual.
Datos interesantes para conocer
- El dimorfismo sexual: Es la diferencia morfológica (en forma, coloración o tamaño) que existe entre machos y hembras de una misma especie.
- Cantidad de especies de colibríes: Existen entre 320 y 343 especies en el mundo, todas nativas de América, desde Alaska hasta Chile.
- Colombia es el país con la mayor diversidad de colibríes del mundo, con aproximadamente 165 especies.
Más allá de la imagen: la educación y la conservación
Diego no sólo toma fotos, también las convierte en herramientas de sensibilización para reproducir su mensaje:
- Ha sido invitado por universidades para hablar de fotografía de aves y conservación.
- Sus imágenes aparecen en galerías de Bogotá destacando la diversidad de colibríes en la capital.
- Invita a sembrar más flores, a crear pequeños oasis para los polinizadores, a que la ciudad sea también refugio.
Un legado que empieza hoy
En cada fotografía, Diego busca que el espectador diga: “No sabía que esto existía aquí”. Porque cuando descubrimos lo que está a nuestro alrededor, empezamos a quererlo y a protegerlo. Su deseo es que sus imágenes motiven a muchos a actuar:
- A sembrar flores que atraigan naturalmente colibríes y otros polinizadores.
- A valorar la sabana, los humedales y cerros como ecosistemas vivos.
- A reconocerse parte de una red natural que nos rodea y que merece respeto.
Invitación al contemplar
Su mirada invita a descubrir la sabana de una forma distinta: a través del lente de Diego Emerson Torres, cada imagen es una puerta a un colibrí que creíamos lejano, a un humedal urbano que queríamos ignorar, a una conexión con lo natural en medio de la ciudad. Que sus fotografías nos inspiren a cuidar, admirar y convivir con nuestras aves en nuestra bella sabana de Bogotá.

| 1 | Colibri cyanotus | Colibrí Verdimar |

| 2 | Colibri coruscans | Colibrí Chillón |

| 3 | Heliangelus clarisse | Angel de Clarisse |

| 4 | Lesbia victoriae | Cometa Colinegra |

| 5 | Lesbia nuna | Cometa Coliverde |

| 6 | Ramphomicron microrhynchum | Picoespina Dorsimorado |

| 7 | Chalcostigma heteropogon | Picoespina Bronceado |

| 8 | Oxypogon guerinii | Barbudito de Páramo |

| 9 | Aglaiocercus kingi |

| 10 | Eriocnemis vestita | Pomponero |

| 11 | Eriocnemis cupreoventris | Pomponero Cobrizo |

| 12 | Paramuno |

| 13 | Coeligena bonapartei | Colibrí Ventridorado |

| 14 | Coeligena helianthea | Colibrí Ventrirrosado |

| 15 | Metallura coliroja |

| 16 | Colibrí picoespada | Ensifera ensifera |

| 17 | Pterophanes cyanopterus | Añozafiro grande |

| 18 | Chaetocercus mulsant | Rumbito pechiblanco |

| 19 | Híbrido de Monserrate |

| 20 | Colibrí aterciopelado |




