El 12 de octubre de 1492 marcó un punto de inflexión en la historia de la humanidad. Ese día, tras más de dos meses de navegación por el Atlántico, Cristóbal Colón y su tripulación llegaron a un territorio que cambiaría para siempre la relación entre Europa y el continente americano. Aquel encuentro entre dos mundos —el europeo y el americano— dio origen, siglos después, a lo que hoy se conoce como el Día de la Raza, una fecha que invita tanto a recordar como a reflexionar.
El viaje que desafió al mundo conocido
Cristóbal Colón, un navegante genovés al servicio de los Reyes Católicos de España, zarpó del puerto de Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492 con tres embarcaciones: La Niña, La Pinta y La Santa María. Su objetivo era encontrar una nueva ruta hacia las Indias Orientales navegando hacia el oeste, convencido de que la Tierra era redonda y que podía llegar a Asia cruzando el océano.
Después de 70 días de incertidumbre, el 12 de octubre uno de los marineros, Rodrigo de Triana, avistó tierra. Colón y su tripulación desembarcaron en una isla del Caribe que los habitantes originarios llamaban Guanahaní, y que el navegante bautizó como San Salvador. Sin saberlo, había llegado a un continente desconocido para Europa.
El encuentro entre dos mundos
El arribo de los europeos a América significó el inicio de un proceso de transformación profunda. Por un lado, trajo avances en navegación, intercambio cultural y expansión del conocimiento geográfico. Pero también implicó violencia, conquista y la destrucción de civilizaciones enteras.
Los pueblos indígenas que habitaban el continente —desde los taínos del Caribe hasta los aztecas, mayas e incas— poseían una gran riqueza cultural, científica y espiritual. Sin embargo, la llegada de los colonizadores europeos provocó la imposición de nuevas religiones, idiomas y estructuras sociales, además de enfermedades que diezmaron a millones de personas.
Por eso, el 12 de octubre no solo simboliza el “descubrimiento” de América, sino también el inicio de un proceso histórico complejo que dio origen al mestizaje, la mezcla de culturas y la diversidad étnica que caracteriza a América Latina.
El origen del Día de la Raza
El Día de la Raza comenzó a conmemorarse oficialmente a principios del siglo XX, especialmente en los países de América Latina y España, como una forma de celebrar la unión cultural entre ambos continentes. En Colombia, la fecha fue adoptada oficialmente en 1914 durante el gobierno de Carlos Eugenio Restrepo.
Originalmente, se buscaba destacar la “fusión de razas” entre europeos, indígenas y africanos, como símbolo de la identidad latinoamericana. Con el tiempo, sin embargo, el enfoque ha evolucionado: hoy la conmemoración busca reconocer la resistencia de los pueblos originarios, reivindicar sus derechos y valorar la diversidad cultural del continente.
En algunos países, el nombre del día cambió para reflejar esta transformación. En Venezuela se celebra el Día de la Resistencia Indígena, en Nicaragua el Día de la Descolonización, y en Argentina el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. En Colombia, aunque aún se conoce como Día de la Raza, cada vez más instituciones y comunidades lo celebran como el Día de la Diversidad Étnica y Cultural.
Más que una fecha, una oportunidad para reflexionar
El 12 de octubre no es solo una conmemoración histórica, sino una invitación a mirar el pasado con una visión crítica. Reconocer el valor de las comunidades indígenas, afrodescendientes y mestizas es fundamental para construir un país más justo e incluyente.
Hoy, más de cinco siglos después de la llegada de Colón, América sigue siendo un continente diverso, lleno de lenguas, costumbres y tradiciones que sobreviven gracias a la fuerza de sus pueblos.
El Día de la Raza o Día de la Diversidad Cultural debe entenderse como un recordatorio de que el verdadero descubrimiento no fue de un territorio, sino de la capacidad humana para encontrarse, resistir y reinventarse.




