Pocas canciones representan a Colombia ante el mundo como “La Pollera Colorá”. Su sonido inconfundible, mezcla de cumbia tradicional y alegría caribeña, ha cruzado fronteras durante más de sesenta años. Detrás de este clásico hay una historia de inspiración popular, disputas autorales y un legado que convirtió la canción en símbolo cultural del país.
El origen de un sonido que marcó época
La melodía de “La Pollera Colorá” fue compuesta en 1960 por el clarinetista y director de orquesta colombiano Juan Madera Castro, nacido en San Andrés de Sotavento, Córdoba. Su intención era capturar en una pieza instrumental la esencia de la cumbia tradicional: el movimiento cadencioso, la celebración colectiva y la identidad del Caribe colombiano.
La versión original no tenía letra. Era una obra instrumental pensada para orquestas tropicales, interpretada inicialmente por la Banda 11 de Noviembre de Cartagena, lo que permitió que la canción se popularizara rápidamente en bailes, verbenas y emisoras costeñas.
La letra que la volvió inmortal
Dos años más tarde, en 1962, el compositor magdalenense Wilson Choperena escribió la letra que hoy todos conocen. Su intención era rendir homenaje a las mujeres caribeñas y al movimiento de las polleras en las fiestas tradicionales.
A partir de ese momento, la canción adquirió una nueva dimensión: dejó de ser un éxito instrumental para convertirse en un canto popular fácil de recordar, contagioso y profundamente representativo de la cultura colombiana.
La versión grabada por Pedro Salcedo y su orquesta fue la que consolidó el éxito nacional.
Un símbolo en medio de polémicas
Con los años, la canción fue interpretada por decenas de artistas: Totó la Momposina, La Sonora Dinamita, Carlos Vives, Checo Acosta y Aniceto Molina, entre muchos otros. Cada versión le dio nuevos colores al clásico.
Sin embargo, su historia no estuvo libre de controversias. Durante varios años existió un litigio legal por los derechos de autor entre Madera y Choperena. La justicia terminó reconociendo que la composición musical original pertenecía a Madera, mientras que la letra era de Choperena. Aun así, la disputa mostró el impacto que la obra tuvo: era tan valiosa que ambos defendían su contribución con fuerza.
Por qué “La Pollera Colorá” es tan importante para Colombia
Más que una canción, “La Pollera Colorá” se convirtió en:
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un símbolo de identidad costeña,
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una pieza obligatoria en celebraciones patrias,
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un referente de la cumbia colombiana ante el mundo,
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y un recuerdo musical que une generaciones.
Además, está presente en festivales, carnavales, desfiles y actos culturales dentro y fuera del país. Su ritmo inmediato y su letra sencilla la han convertido en una obra que cualquier colombiano reconoce al primer acorde.
Una obra que sigue viva
A pesar de haber sido compuesta hace más de seis décadas, “La Pollera Colorá” sigue sonando como si fuera nueva. Su fuerza rítmica, su historia y su presencia constante en la vida popular la mantienen vigente, demostrando que algunas canciones no solo se escuchan: se vuelven parte del país.




