Los Consejos de Juventud son espacios abiertos, diversos y representativos. En ellos pueden participar todos los jóvenes entre 14 y 28 años, sin distinción de clase social, lugar de residencia, identidad de género, etnia o nivel educativo.
Esa amplitud de perfiles hace que los CMJ sean una muestra viva de la pluralidad juvenil colombiana. En un mismo consejo pueden coincidir estudiantes, campesinos, emprendedores, artistas, deportistas, líderes sociales, defensores del ambiente y jóvenes de comunidades afro, indígenas o LGBTIQ+.
La diversidad es precisamente su mayor fortaleza. Al reunir distintas perspectivas y experiencias, los CMJ se convierten en un laboratorio de ideas colectivas, donde se construyen propuestas conjuntas para transformar los territorios.
Participar en un Consejo no requiere pertenecer a un partido ni tener experiencia política. Lo más importante es el compromiso social y el deseo de aportar. Cualquier joven con vocación de servicio puede postularse, integrarse a una lista o simplemente acercarse a las plataformas de juventud de su municipio para conocer cómo participar.
Además, estos espacios permiten desarrollar habilidades de liderazgo, comunicación, trabajo en equipo y gestión de proyectos. Por eso, más que un órgano representativo, los CMJ son una escuela práctica de ciudadanía que prepara a los jóvenes para asumir roles protagónicos en su comunidad.
Su importancia radica en que integran todas las voces: las que estudian, las que trabajan, las que crean y las que resisten. Son una herramienta para que la juventud deje de ser vista como “beneficiaria” y empiece a ser reconocida como actora política y social.
En cada reunión, debate o propuesta, los jóvenes demuestran que la diversidad no divide, sino que enriquece la participación. Los Consejos de Juventud son la voz colectiva de una generación que no quiere que decidan por ella, sino con ella.