En Colombia, el 2026 no será solo un año electoral, será el año en que una generación completa podría redefinir la política. Los jóvenes —que hoy representan más del 35 % del censo electoral— se están preparando para participar activamente en la construcción del país. Con nuevas ideas, otras formas de comunicarse y una mirada crítica sobre el poder, la juventud se perfila como protagonista de la próxima contienda.
Una generación que ya no se conforma con mirar
Durante años, los jóvenes fueron vistos como espectadores del panorama político. Sin embargo, las movilizaciones estudiantiles, las luchas por el medioambiente, las causas feministas y las campañas ciudadanas digitales demostraron que esa percepción quedó atrás.
Hoy, la Generación Z y los millennials están tomando la palabra: crean movimientos, lideran proyectos sociales y hasta lanzan candidaturas locales o independientes.
Las redes sociales, antes espacio de entretenimiento, se convirtieron en su herramienta más poderosa para informarse, expresar su voz y exigir rendición de cuentas. Desde TikTok hasta X (antes Twitter), los jóvenes están cambiando la forma de hacer política: más visual, más directa y más participativa.
El poder del voto joven
En las elecciones de 2026, más de 13 millones de jóvenes entre 18 y 28 años estarán habilitados para votar. Una cifra que podría definir tanto la composición del Congreso como quién llegará a la Casa de Nariño.
El voto joven no solo tiene peso numérico: tiene contenido. Los temas que más les interesan son la educación pública de calidad, el empleo digno, el medioambiente, la salud mental y la transformación digital del país.
Además, las juventudes rurales están cobrando relevancia. Desde las zonas cafeteras hasta la Guajira, surgen liderazgos que combinan el activismo con la innovación social, impulsando emprendimientos sostenibles y defendiendo el acceso a la tecnología y la conectividad.
De la protesta a la propuesta
Una de las mayores transformaciones de los últimos años es que la participación joven está pasando del reclamo a la propuesta.
En universidades, colectivos barriales y organizaciones culturales, miles de jóvenes diseñan iniciativas de cambio que luego llevan a espacios institucionales.
El nuevo reto está en traducir la energía de las calles y las redes en incidencia política real: ocupar curules, participar en cabildos, integrar consejos municipales de juventud y, sobre todo, votar informados.
La política digital llegó para quedarse
Las elecciones de 2026 serán las más digitales de la historia colombiana. Los jóvenes están marcando la pauta con campañas creativas, memes políticos, debates en vivo y narrativas virales que transforman la comunicación tradicional.
Los partidos lo saben: por eso, están reclutando estrategas digitales y creando equipos jóvenes para conectar con este electorado cada vez más exigente y consciente.
No se trata solo de publicar, sino de generar conversación. Los candidatos que logren escuchar y responder a las inquietudes de la juventud —con propuestas reales y no solo slogans— tendrán una ventaja clara.
Nuevas voces, nuevos retos
La irrupción de los jóvenes en la política trae consigo grandes desafíos. Uno de ellos es evitar la desinformación digital y fortalecer la educación cívica. Otro, garantizar que los espacios de participación sean realmente incluyentes y no simbólicos.
Pero, sobre todo, está el reto de mantener la esperanza y la coherencia en medio de un panorama político polarizado.
El futuro es ahora
La generación que creció con internet, con conciencia ambiental y con acceso a la información, hoy tiene la oportunidad de transformar su país.
En 2026, más que elegir un presidente o un Congreso, los jóvenes decidirán el tipo de futuro que quieren vivir.
Su voto no es solo una cifra, es un mensaje: el cambio empieza con la participación.
Porque los jóvenes ya no son el futuro, son el presente que está escribiendo una nueva historia política para Colombia.




