El tráfico ilegal de fauna y flora en Colombia es una problemática que se mantiene vigente y en constante crecimiento, no solo en el país, sino a nivel mundial.
Esta actividad ilícita representa una grave amenaza para la biodiversidad, aumentando cada día el número de especies en peligro de extinción.
Colombia es un país megadiverso, contando con más de 80,000 especies registradas entre flora y fauna en el Sistema de Información de Biodiversidad en Colombia (Sib Colombia), aunque se estiman más de 200,000 especies.
Además, el territorio nacional se ha convertido en una ruta clave en el tránsito y destino para el tráfico de vida silvestre a nivel internacional. Muchas de estas especies son transportadas por el río Amazonas hacia las fronteras con Brasil y Perú, desde donde se presume son enviadas a países como Estados Unidos.
Dentro de las estructuras criminales dedicadas a esta actividad, el jaguar es considerado el “premio mayor”, razón por la cual es una de las especies más traficadas. Sus garras, piel y colmillos figuran dentro de los elementos más comercializados en el mercado ilegal. Además, se ha documentado que sus huesos, una vez pulverizados, son utilizados para elaborar una sustancia de apariencia lechosa que se comercializa como afrodisiaco, según el jefe de la Unidad Investigativa de Delitos contra los Recursos Naturales y el Medio Ambiente de la Policía Nacional, Christian Mesa, quien además afirma que se ha evidenciado cómo la biodiversidad colombiana es explotada para satisfacer la demanda de mascotas exóticas y productos ilegales.
Como respuesta a esta problemática de alcance global, el pasado 11 de diciembre la Interpol anunció la incautación mundial de 30.000 animales vivos, durante una operación contra el tráfico de especies en la que participaron 134 países.
Entre los resultados del operativo se reportó el decomiso de 6.660 aves, 2.040 tortugas y 1.150 reptiles, así como la incautación de 5,8 toneladas de carne de animales silvestres en países como República Dominicana y Catar.
Sin embargo este no es el único proceso que se ha realizado para combatir esta problemática, en lo que va del año en Colombia gracias a la Secretaría Distrital de Ambiente y la Policía Ambiental se han logrado recuperar más de 7.900 animales silvestres vivos, los cuales fueron víctimas del comercio ilegal en Bogotá. A esto se suman los esfuerzos de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, donde se han rescatado más de 400 animales silvestres entre aves, reptiles y mamíferos, muchos de los cuales hoy se encuentran en centros especializados para su rehabilitación y eventual liberación en su hábitat natural.
Estas cifras evidencian que el tráfico de fauna está cada vez más ligado a otros delitos como el narcotráfico, el lavado de dinero y la explotación humana, consolidándose como una de las economías ilegales más lucrativas y complejas del mundo.




