Estrenada en cartelera nacional, El Vaquero se destaca no solo por su narrativa, sino también por su estilo visual y sensorial. La historia sigue a Bernicia, una mujer que recorre un paisaje rural en su búsqueda de sí misma, mientras explora su vínculo con la naturaleza que la rodea. El entorno se convierte en un personaje más en la historia, con la directora Emma Rozanski construyendo un relato cargado de símbolos y matices visuales que permiten al espectador adentrarse en el mundo interior de la protagonista.
Rozanski, cineasta australiana radicada en Colombia, afirma que la inspiración para El Vaquero surgió de su propia conexión con el paisaje colombiano. “Escribir historias con múltiples niveles de significado me atrae; busco representar mundos interiores complejos a través de imágenes táctiles y simbólicas”, explica. Esta visión se traduce en una película que invita a la reflexión a través de lo visual, lo sensorial y lo emocional.
Feminidad y autodeterminación en el Cine Colombiano
Uno de los aspectos más interesantes de El Vaquero es su enfoque sobre la feminidad en el cine colombiano. Rozanski nos presenta personajes femeninos complejos y profundos, con una psicología que se revela a medida que avanza la trama. La directora menciona que los personajes “se fueron revelando mientras construía el guion”, lo que permitió que la naturaleza misma fuera un protagonista orgánico en el desarrollo de la historia. La conexión entre los personajes femeninos y su entorno rural es una de las claves del relato, donde la naturaleza no solo actúa como un contexto, sino como una fuerza transformadora.
Además, el trabajo con la fotógrafa Paula Molina y la editora Paloma Rincón permitió crear una atmósfera sensorial que no solo se ve, sino que se siente. Desde la luz hasta el sonido y las texturas, cada elemento visual en la película está diseñado para sumergir al espectador en el mundo interior de Bernicia.
Influencia de Apichatpong Weerasethakul
La influencia del director tailandés Apichatpong Weerasethakul, conocido por su enfoque sensorial y su estilo único, es claramente palpable en El Vaquero. Rozanski recuerda cómo la idea de la película surgió durante una caminata en el Parque Matarredonda junto a Weerasethakul, quien desarrollaba su proyecto Memoria en ese entonces. La colaboración con su mentor, y con el cineasta Béla Tarr en la Film Factory de Sarajevo, influyó profundamente en su estilo y enfoque narrativo. Esta conexión con el cine sensorial se ve reflejada en El Vaquero, donde el ritmo pausado y la exploración del paisaje se convierten en una parte esencial del relato.
Una producción con desafíos de rodaje
Crear El Vaquero fue un proceso lleno de desafíos. Según Rozanski, la producción de la película fue como “un rompecabezas cinematográfico” debido a las limitaciones de recursos. Sin embargo, la cineasta destaca que estos retos fueron la fuerza impulsora de su creatividad: “Realizar una película con un presupuesto reducido exige un compromiso constante, pero eso es lo que más me apasiona del cine: la creatividad que surge de resolver cada desafío en el camino”. El resultado es una obra que no solo narra una historia, sino que transporta al espectador a una experiencia sensorial única.
Estreno y recepción internacional
El Vaquero debutó con éxito en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI), donde fue recibido con entusiasmo por la audiencia colombiana. La película está siendo proyectada en festivales internacionales en Estados Unidos, México y Brasil, y se espera que continúe su recorrido por más países. En noviembre, la directora Emma Rozanski estará presente en Colombia para presentar la película en varios lugares: el Museo de Arte Moderno de Medellín el 7 de noviembre, el Centro Colombo Americano de Medellín el 8 de noviembre, y en la Cinemateca Distrital de Bogotá el 9 de noviembre.