Los primeros meses de vida representan una etapa decisiva para el desarrollo infantil. En esta fase, el cerebro del bebé puede crear entre 700 y 1.000 conexiones neuronales por segundo, proceso clave para construir la arquitectura que sostendrá su aprendizaje, conducta y bienestar emocional a futuro.
De acuerdo con el Hospital Internacional de Colombia, la estimulación temprana influye directamente en áreas como el desarrollo motor, la cognición, las habilidades sociales y la regulación emocional. Esta etapa se caracteriza por una alta neuroplasticidad, lo que significa que el cerebro es especialmente sensible a los estímulos y experiencias del entorno.
Cómo influye el entorno en el cerebro infantil
Expertos señalan que la calidad de los entornos afectivos y sensoriales es determinante en este proceso. Según Santiago Castro, rector del Vermont School de Medellín, cada experiencia —desde tocar o escuchar, hasta observar o explorar— contribuye a la creación de nuevas conexiones neuronales. Estas conexiones apoyan el desarrollo del lenguaje, la coordinación motriz, el pensamiento y la comunicación.
Entornos que integran interacciones afectivas, juego guiado y experiencias sensoriales fortalecen la seguridad del bebé y permiten que construya una relación equilibrada con su cuerpo y el entorno.
Programas que impulsan el desarrollo en Colombia
Iniciativas enfocadas en la primera infancia están mostrando resultados positivos en el país. Una de ellas es Early Steps, un programa dirigido a bebés entre 3 y 12 meses. Su propósito es potenciar el desarrollo integral mediante actividades basadas en evidencia científica y diseñadas para respetar el ritmo madurativo de cada niño.
El programa incluye estimulación sensorial, ejercicios de fortalecimiento muscular, actividades rítmico-musicales y acompañamiento fonoaudiológico. Estas acciones buscan promover la comunicación temprana, el procesamiento sensorial y la construcción de redes neuronales.
Beneficios para el lenguaje, la motricidad y el vínculo afectivo
El acompañamiento adecuado en esta etapa impacta áreas como el lenguaje y las habilidades sociales, fortalecidas por interacciones respetuosas y guiadas. El desarrollo motor fino y grueso también se beneficia de actividades centradas en el movimiento, la postura y la exploración corporal.
Acciones cotidianas como hablar, cantar, abrazar y permitir que el bebé explore con manos y pies ayudan a generar sinapsis esenciales para su estabilidad emocional y su aprendizaje futuro.




