La institución académica reconoció la trayectoria artística y el legado cultural de las maestras, quienes ahora también formarán parte del nuevo Doctorado en Arte y Cultura.
Un homenaje a la excelencia musical
La Universidad de Pamplona, en Norte de Santander, otorgó este mes el Doctorado Honoris Causa en Arte y Cultura a dos figuras emblemáticas de la música colombiana: Teresita Gómez y Blanca Uribe, pianistas que han dejado una huella imborrable en la historia cultural del país. La ceremonia, cargada de emoción y respeto, se convirtió en un tributo a la excelencia artística, al compromiso con la formación y al poder transformador de la música.
Con esta distinción, la Universidad rinde homenaje a dos mujeres que han abierto caminos en el arte desde el piano, no solo como intérpretes virtuosas, sino también como formadoras incansables de nuevas generaciones. El rector Ivaldo Torres destacó durante el acto que “es la comunidad académica la que gana al reconocer toda una vida dedicada al arte y la educación”.
Vínculo con la academia y el futuro de la investigación artística
El reconocimiento no solo mira hacia el pasado, sino también hacia el futuro. Ambas artistas formarán parte del nuevo Doctorado en Arte y Cultura que impulsa la universidad, un programa académico que busca fortalecer la investigación en el campo de las artes desde una mirada integral, crítica y sensible a las realidades culturales del país.
Este nuevo paso en sus trayectorias confirma que su legado sigue creciendo. Desde la docencia, Teresita Gómez y Blanca Uribe seguirán aportando al fortalecimiento de las expresiones artísticas colombianas con la misma pasión con la que han llenado salas de concierto dentro y fuera del país.
Teresita Gómez: una historia de resistencia, talento y orgullo
La vida de la maestra Teresita Gómez está marcada por una historia de valentía y perseverancia. Nacida en Medellín, aprendió a tocar el piano en secreto durante las noches en la Escuela de Bellas Artes. Su determinación y talento la llevaron a formar parte de la Ópera de Medellín (1971–1972) y más adelante de la Ópera de Colombia (1975–1981). También integró compañías musicales en Europa y ha sido merecedora de múltiples reconocimientos nacionales e internacionales, incluyendo la Cruz de Boyacá, una de las distinciones más altas del Estado colombiano.
Gómez, considerada símbolo de resistencia y excelencia, ha sido un faro para músicos afrocolombianos y una inspiración para quienes creen en la capacidad del arte para transformar vidas.
Blanca Uribe: el prodigio que nunca dejó de enseñar
Por su parte, la maestra Blanca Uribe, nacida en Bogotá, fue una niña prodigio. A los once años ya se presentaba con la Orquesta Sinfónica de Colombia. Su formación musical la llevó hasta Viena y la prestigiosa Juilliard School de Nueva York, donde perfeccionó su técnica. Durante años se desempeñó como docente universitaria en Estados Unidos, pero en 2003 regresó a Colombia para dedicar sus días a la formación de jóvenes pianistas.
Durante la ceremonia en Pamplona, Uribe manifestó su alegría por el reconocimiento, aunque también confesó una nostalgia personal: “me hubiese gustado compartir este momento con mis padres, que me criaron en un hogar donde la música era parte de la vida cotidiana”.
Reconocer el arte es reconocer nuestra historia
Este Doctorado Honoris Causa no solo representa el reconocimiento institucional a dos trayectorias brillantes, sino también un llamado a valorar la cultura como un pilar esencial de nuestra identidad. Teresita Gómez y Blanca Uribe han hecho del piano una herramienta para emocionar, educar y sanar, y ahora, desde la academia, seguirán sembrando el arte como motor de transformación social.
Con este homenaje, la Universidad de Pamplona se suma al coro de voces que celebran el legado de dos artistas que han sabido convertir las teclas del piano en caminos para la libertad, la memoria y la esperanza.