En el corazón de la región andina de Colombia, un movimiento cultural silencioso y poderoso está escribiendo un nuevo capítulo para la música tradicional: las mujeres han pasado de ser solo voces a convertirse en compositoras, productoras, gestoras culturales y líderes que reimaginan, fusionan y proyectan al mundo los sonidos heredados de sus ancestros.
Esta transformación no es solo técnica o estética; es un cambio de perspectiva que reconoce el valor del legado femenino en la música popular y le da espacio en escenarios que antes parecían reservados a los hombres. En este proceso, la tradición deja de ser vista como algo inmóvil para convertirse en un lenguaje vivo, que habla de las realidades actuales y de la identidad de toda una región.
Raíces que suenan al futuro: mujeres que reescriben el folclor andino
El resurgimiento del folclor andino no estaría completo sin la presencia femenina que hoy marca el compás. Cantantes, instrumentistas, productoras y gestoras culturales están liderando proyectos que combinan bambuco, pasillo o torbellino con sonidos urbanos, electrónicos o experimentales, demostrando que la tradición no es un límite, sino un punto de partida para crear algo nuevo.
Proyectos como Ruta Musical Trece, serie documental de Canal Trece protagonizada por Andrea, una joven productora musical, retratan justamente esta transformación: cómo las mujeres no solo interpretan, sino que producen, arreglan, mezclan y deciden qué historias contar a través de la música. Gracias a ellas, el relato sonoro de Colombia hoy es más amplio, diverso y auténtico.
La fusión andina como lenguaje femenino
La nueva generación de músicas y productoras andinas ha encontrado en la fusión un espacio para expresarse y conectar con públicos más jóvenes. Así, el requinto dialoga con el beat, las melodías campesinas se mezclan con sintetizadores y los cantos ancestrales se transforman.
Lo interesante es que muchas de estas fusiones están siendo lideradas por mujeres, que reivindican su lugar en un ecosistema creativo históricamente masculinizado. No solo cantan: programan beats, diseñan sonidos y toman decisiones que antes quedaban lejos de sus manos. Al hacerlo, demuestran que las raíces pueden evolucionar sin perder su esencia.
Comunidades locales: cuna de innovación y fuerza femenina
Aunque el foco suele ponerse en los artistas más visibles, el verdadero motor de esta transformación está en las comunidades. En veredas y pequeños municipios de la región andina, las mujeres siguen transmitiendo cantos, técnicas y saberes que han pasado de generación en generación.
Son ellas quienes enseñan a tocar el tiple o el requinto a niños y niñas; quienes mantienen vivos los ensayos comunitarios y las fiestas patronales; y quienes, desde esos espacios, siembran la semilla para que artistas jóvenes puedan reinventar esos sonidos y llevarlos más allá de las montañas.
Del patio a la producción: mujeres detrás de la consola
Hoy, la democratización de la tecnología también ha abierto puertas para que más mujeres participen como productoras, ingenieras de sonido y compositoras. Muchas lo hacen desde pequeños home studios, donde combinan instrumentos autóctonos y software de producción para crear un sonido único: contemporáneo, pero profundamente anclado en la identidad andina.
Este proceso, más que una técnica, es un acto creativo colectivo que mezcla respeto por el origen con la libertad de experimentar. Como cuenta Andrea en Ruta Musical Trece, producir no es solo “hacer sonar bonito”, sino entender el significado cultural de cada ritmo, cada instrumento y cada palabra.
Música que visibiliza, inspira y transforma
La presencia femenina también ha cambiado los temas que aborda la música andina. Muchas canciones de esta nueva generación hablan de migración, desigualdad, violencia de género o memoria colectiva, ofreciendo una mirada más honesta y plural sobre la realidad del país.
Además, el ejemplo de estas mujeres inspira a otras niñas y jóvenes a ver en la música un camino posible, rompiendo estereotipos que durante décadas limitaron su participación a coros o papeles secundarios. Hoy, las mujeres están al frente, y eso se nota en cada nueva canción que nace en las montañas.
Un nuevo capítulo en la identidad sonora colombiana
Con proyectos como Ruta Musical Trece, Canal Trece no solo documenta esta revolución musical: la hace visible para todo el país. Porque la tradición no está escrita en piedra: cambia, respira y late gracias a las mujeres que, desde la región andina, están haciendo que nuestras raíces suenen al futuro.
📍 Muy pronto, esta ruta estará abierta para todos. Porque escuchar la historia de las mujeres en la música andina es también descubrir quiénes somos hoy y quiénes podemos llegar a ser. 🎶




