Cada primer lunes de octubre, el mundo se detiene a reflexionar sobre la forma en que habitamos la Tierra. El Día Mundial del Hábitat, el Día Mundial de la Arquitectura y el Día Internacional de la Geodiversidad coinciden en una fecha que nos invita a mirar nuestro entorno desde una perspectiva más humana, sostenible y consciente. En un planeta donde más del 56% de la población vive en zonas urbanas, la pregunta que surge es inevitable: ¿cómo diseñar ciudades que no solo crezcan, sino que respiren, respeten y se adapten a la naturaleza que las rodea?
El hábitat: mucho más que un espacio donde vivir
El Día Mundial del Hábitat, proclamado por Naciones Unidas, busca recordar el derecho universal a una vivienda digna y a un entorno adecuado. Este año, el enfoque gira en torno a la planificación urbana sostenible, un tema urgente en países como Colombia, donde el crecimiento de las ciudades avanza a un ritmo más veloz que la infraestructura.
Bogotá, Medellín y Cali enfrentan desafíos que van desde la movilidad hasta la expansión no planificada. Sin embargo, también surgen iniciativas inspiradoras: proyectos de vivienda con techos verdes, parques lineales, ciclorutas y huertas urbanas que devuelven vida a los barrios. Cada uno de estos espacios demuestra que un hábitat digno no se mide solo por metros cuadrados, sino por calidad de vida y conexión con el entorno.
Arquitectura que dialoga con el planeta
El mismo día, el mundo celebra el Día Mundial de la Arquitectura, una oportunidad para destacar el papel de los arquitectos en la construcción de un futuro más sostenible. El lema global de este año —“Diseñar para un mundo resiliente”— busca promover edificaciones que reduzcan su impacto ambiental y que, a la vez, fortalezcan la identidad cultural de las comunidades.
En Colombia, arquitectos jóvenes están apostando por materiales locales como la guadua, el adobe o el tapial, rescatando técnicas ancestrales y combinándolas con nuevas tecnologías. Estas propuestas no solo embellecen los paisajes urbanos, sino que también reducen la huella de carbono y se adaptan mejor al clima tropical del país. La arquitectura deja de ser una disciplina técnica para convertirse en un acto social y ecológico.
Geodiversidad: el alma mineral del territorio
Por su parte, el Día Internacional de la Geodiversidad —creado por la UNESCO— resalta la importancia del suelo, las rocas y los procesos naturales que moldean el planeta. Colombia es uno de los países con mayor geodiversidad del mundo: desde los desiertos de La Tatacoa hasta los páramos andinos, pasando por volcanes, cuevas y formaciones únicas como los Cerros de Mavecure.
Proteger esta riqueza geológica es tan vital como cuidar los bosques o los ríos. La geodiversidad no solo sustenta la biodiversidad, sino que también influye en la agricultura, el turismo y la identidad cultural. Muchos pueblos colombianos se levantaron sobre minerales, montañas y piedras que aún cuentan historias de millones de años.
Un llamado a construir equilibrio
La coincidencia de estas tres celebraciones en una misma fecha no es casualidad. Todas nos recuerdan que la forma en que habitamos el planeta debe estar en equilibrio con lo que el planeta necesita para seguir habitándonos.
Cada edificio, cada calle y cada parque pueden convertirse en espacios de armonía entre el ser humano y la Tierra. Pensar en el hábitat, la arquitectura y la geodiversidad es pensar en el futuro: uno donde las ciudades no devoren a la naturaleza, sino que crezcan junto a ella.
En este Día Mundial del Hábitat, de la Arquitectura y de la Geodiversidad, Canal Trece invita a mirar las ciudades con otros ojos: los de la empatía, la sostenibilidad y el respeto por el suelo que nos sostiene. Porque construir bien no es solo levantar muros; es crear lugares donde la vida florezca.




