Día Mundial contra el Cáncer de Mama y figuras influyentes en la salud colombiana

Cada 19 de octubre, el mundo se une en una misma causa: crear conciencia sobre la detección temprana del cáncer de mama y rendir homenaje a las mujeres que enfrentan esta enfermedad con valentía. La fecha, impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), busca sensibilizar sobre la importancia de la prevención, los chequeos médicos regulares y el acceso equitativo a los tratamientos. En Colombia, la conmemoración se ha convertido en una oportunidad para destacar no solo los avances en diagnóstico y atención, sino también a las personas y profesionales que han dedicado su vida a promover la salud y el bienestar.

El cáncer de mama continúa siendo el tipo de cáncer más común entre las mujeres en el país. Según el Instituto Nacional de Cancerología, cada año se diagnostican más de 15.000 nuevos casos, y aunque las cifras siguen siendo preocupantes, los avances en medicina, tecnología y educación han permitido mejorar la detección temprana y la sobrevida. En este contexto, la labor de médicos, investigadores, pacientes y líderes sociales ha sido fundamental para transformar el panorama de la salud en Colombia.

Una de las figuras más influyentes en esta lucha ha sido la doctora Carolina Wiesner, exdirectora del Instituto Nacional de Cancerología, quien ha liderado proyectos de investigación sobre cáncer femenino y políticas públicas orientadas a fortalecer la atención integral. Su trabajo ha impulsado la implementación de programas de tamizaje y campañas de sensibilización que han llegado a miles de mujeres en zonas urbanas y rurales.

También destaca el aporte de la médica Ana María Ocampo, cirujana mastóloga reconocida por su trabajo en cirugía oncológica reconstructiva. Su enfoque ha permitido que muchas mujeres puedan recuperar su confianza y calidad de vida después del tratamiento. A través de talleres y charlas en hospitales públicos, ha promovido la idea de que la salud física y emocional deben abordarse de manera conjunta en los procesos de recuperación.

En el campo social, la fundación Fundayama, con sede en Cali, se ha convertido en un referente nacional. Creada por pacientes sobrevivientes de cáncer, trabaja desde hace más de una década en el acompañamiento psicológico y en la difusión de información sobre autoexamen y diagnóstico oportuno. Su lema, “Detectarlo a tiempo salva vidas”, resume la esencia de una campaña que cada año llega a colegios, empresas y comunidades con mensajes de esperanza y autocuidado.

El sector público también ha jugado un papel clave. El Ministerio de Salud y Protección Social y la Liga Colombiana contra el Cáncer realizan durante octubre la campaña “Por ti, por mí, por todas”, que busca fortalecer la cultura del autoexamen, las mamografías preventivas y la atención médica prioritaria para mujeres en riesgo. En Bogotá, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga se llevan a cabo jornadas gratuitas de diagnóstico, caminatas simbólicas, charlas y actividades artísticas para visibilizar la causa.

Pero más allá de las cifras, el Día Mundial contra el Cáncer de Mama es también una fecha para celebrar la fuerza de las mujeres que han hecho del dolor una oportunidad de vida. Historias como la de Martha Rodríguez, sobreviviente y activista, recuerdan la importancia de hablar abiertamente de la enfermedad y de derribar los estigmas que aún la rodean. Martha ha liderado campañas en medios y redes sociales que promueven la detección temprana en mujeres jóvenes, demostrando que la prevención no tiene edad.

En un país donde el acceso a los servicios de salud sigue siendo desigual, la labor de estas figuras —médicas, investigadoras, pacientes y líderes comunitarias— se convierte en un ejemplo de resiliencia y compromiso. Su trabajo inspira a continuar construyendo un sistema de salud más humano, inclusivo y consciente del poder que tiene la información para salvar vidas.

Conmemorar el Día Mundial contra el Cáncer de Mama no es solo vestir de rosa, sino recordar que la detección temprana es el mejor escudo frente a la enfermedad. Es también reconocer a quienes, desde la ciencia y la empatía, hacen posible que miles de mujeres en Colombia puedan mirar el futuro con esperanza y afirmar que la vida, más que nunca, merece celebrarse.

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