La voz también se expresa con las manos. Cada 23 de septiembre el mundo celebra el Día Internacional de las Lenguas de Señas, una jornada que nos recuerda que la comunicación va más allá del sonido y que millones de personas encuentran en estas lenguas un camino hacia la inclusión, la identidad y el ejercicio pleno de sus derechos. Reconocerlas no es un gesto simbólico, sino un compromiso real con la diversidad y la igualdad.
Según la Federación Mundial de Sordos (WFD, por sus siglas en inglés), existen más de 70 millones de personas sordas en el mundo, de las cuales más del 80% vive en países en desarrollo. En Colombia, el DANE estima que cerca de 560.000 personas se identifican con alguna discapacidad auditiva, y para muchas de ellas la Lengua de Señas Colombiana (LSC) constituye su principal medio de comunicación. La LSC fue reconocida oficialmente en el país mediante la Ley 324 de 1996 y la Ley 982 de 2005, que establecen el marco para la protección de los derechos lingüísticos y culturales de esta comunidad.
El reconocimiento de las lenguas de señas como idiomas naturales, con gramática y estructura propias, es un paso fundamental hacia la equidad. Sin embargo, la inclusión plena todavía enfrenta múltiples barreras. El acceso limitado a intérpretes en instituciones educativas, de salud o de justicia, la escasez de contenidos accesibles en televisión y plataformas digitales, así como los prejuicios sociales, siguen afectando el derecho de las personas sordas a una participación activa y sin discriminación.
Este día busca generar conciencia sobre la necesidad de eliminar esas barreras y de garantizar condiciones que promuevan una comunicación inclusiva. En Colombia, la Ley Estatutaria 1618 de 2013 establece disposiciones para asegurar la accesibilidad de las personas con discapacidad, lo que implica no solo intérpretes, sino también la incorporación de subtitulados, tecnologías de apoyo y programas de formación en lengua de señas para servidores públicos y profesionales de diferentes sectores.
Además, el Día Internacional de las Lenguas de Señas es un espacio para resaltar la riqueza cultural de estas lenguas. Al igual que las lenguas orales, cada país y región tiene su propia variante, cargada de historia, expresiones únicas y formas de transmitir tradiciones. En el caso de Colombia, la LSC ha permitido que la comunidad sorda fortalezca sus lazos, cree redes de apoyo y participe en procesos de defensa de sus derechos.
El papel de los medios de comunicación es crucial. Incluir intérpretes en noticieros, transmisiones oficiales, programas culturales y educativos contribuye a democratizar la información. De igual manera, la producción de contenidos digitales accesibles es una herramienta poderosa para la visibilidad y participación de las personas sordas en los espacios sociales, culturales y políticos.
La educación también desempeña un rol central. Promover programas de bilingüismo que incluyan la Lengua de Señas Colombiana y el español escrito desde la primera infancia garantiza un aprendizaje inclusivo y equitativo. Asimismo, la formación de más intérpretes y docentes especializados es indispensable para ampliar la cobertura educativa y reducir las brechas.
Celebrar este día no es solo un acto simbólico, sino un compromiso colectivo con la diversidad lingüística y con el derecho a la comunicación como pilar de la vida en sociedad. Reconocer la Lengua de Señas como parte del patrimonio cultural y lingüístico de los países significa dar un paso hacia una sociedad más justa e inclusiva.
El 23 de septiembre nos recuerda que la lengua de señas no es un recurso opcional, sino un derecho humano. Garantizar su uso y promoción es construir una sociedad donde todas las personas, independientemente de sus condiciones, puedan expresarse, ser escuchadas y participar plenamente en la vida colectiva.




