Descubra los festivales y talleres de artesanos que se realizan cerca de la capital

A pocos kilómetros de Bogotá, los pueblos de Cundinamarca y Boyacá se convierten en escenarios donde el arte, la creatividad y la tradición cobran vida. En estas regiones, los festivales y talleres de artesanos son espacios que celebran la identidad cultural del país y ofrecen a los visitantes una oportunidad única para conocer el trabajo de quienes, con sus manos, preservan los oficios más antiguos de Colombia.

Durante todo el año, diversas localidades organizan ferias dedicadas a la artesanía tradicional, la cerámica, el tejido, la joyería y la madera, entre otros oficios. Estos encuentros no solo fortalecen la economía local, sino que también permiten que los visitantes se acerquen a las historias detrás de cada pieza, descubriendo el valor simbólico y cultural que hay en cada creación.

Uno de los eventos más reconocidos es la Feria Artesanal de Ubaté, que reúne a maestros artesanos de diferentes municipios de Cundinamarca. Durante el evento, las calles del municipio se llenan de colores, música y talleres en vivo, donde los visitantes pueden aprender técnicas de cestería, alfarería y tejido en fique. Además, se realizan presentaciones culturales, muestras gastronómicas y concursos que premian la innovación sin perder la esencia de lo ancestral.

Otro destino imperdible es Ráquira, en Boyacá, conocido como el “pueblo de los alfareros”. A solo cuatro horas de Bogotá, este municipio es un referente nacional de la cerámica. En sus talleres familiares, que pasan de generación en generación, los visitantes pueden observar y participar en el proceso de moldeado, horneado y pintado de piezas únicas. Cada taller es una lección sobre la paciencia, la técnica y el amor por el oficio. En octubre y noviembre, Ráquira celebra el Festival Nacional de la Alfarería y la Cerámica, donde artesanos de todo el país exponen sus obras y comparten experiencias con el público.

En Guatavita, famoso por su historia y su relación con la leyenda de El Dorado, también se realiza anualmente el Festival del Barro y la Arcilla, que combina exposiciones, talleres prácticos y música tradicional andina. El evento busca rescatar las técnicas precolombinas y fomentar la sostenibilidad en la producción artesanal. Los asistentes pueden participar en talleres de modelado o adquirir piezas decorativas hechas por comunidades locales que han mantenido viva la tradición.

Por su parte, el municipio de Tenjo se ha consolidado como un punto de encuentro para los amantes de la creación manual gracias al Festival del Arte y la Artesanía, que promueve el trabajo de creadores locales y nuevas generaciones de artistas. Durante el evento se desarrollan actividades como pintura al aire libre, muestras gastronómicas y talleres dirigidos a niños y jóvenes, con el fin de sembrar el gusto por las artes y oficios tradicionales.

Estos festivales también ofrecen una experiencia cultural completa, ya que integran la gastronomía regional, la música y las danzas típicas. Los visitantes pueden disfrutar de amasijos cundiboyacenses, bebidas tradicionales como la chicha o el canelazo, y presentaciones folclóricas que acompañan el ambiente festivo. Muchos de estos encuentros coinciden con fechas religiosas o conmemoraciones locales, lo que los convierte en una oportunidad perfecta para conocer las raíces culturales de la región.

Además de los festivales, existen talleres permanentes que abren sus puertas a turistas y curiosos que desean aprender directamente de los maestros artesanos. En municipios como Chía, Nemocón y Sopó, se imparten cursos cortos de cerámica, tejido en lana, elaboración de joyas y talla en madera. Estas experiencias, que combinan turismo y aprendizaje, se han convertido en una forma de conectar al visitante con el territorio desde el respeto y la admiración por la tradición.

Descubrir los festivales y talleres artesanales cerca de Bogotá es una forma de reconectar con la cultura y apoyar el talento local. Cada pieza, cada textura y cada historia cuentan algo sobre la identidad de los pueblos que han hecho de la artesanía su forma de vida. Así, entre manos que moldean el barro, hilos que tejen memoria y ferias que llenan de color las plazas, el arte popular colombiano sigue demostrando que las tradiciones no solo se conservan: también se viven, se comparten y se celebran.

Ir al contenido