Demandar a tu expareja: qué significa y cómo funciona la unión marital de hecho en Colombia

Las relaciones sentimentales, aunque comienzan con amor y expectativas, a veces terminan en disputas legales. En Colombia, una de las más comunes tiene que ver con la unión marital de hecho, una figura que protege los derechos de las parejas que han convivido de manera estable sin estar casadas. Cuando la relación termina, muchas personas se enfrentan a la pregunta: ¿puedo demandar a mi expareja? ¿Qué puedo reclamar?

La respuesta depende del tipo de vínculo que haya existido. En los casos donde hubo convivencia prolongada, bienes compartidos y una vida en común similar a la de un matrimonio, la ley colombiana reconoce ciertos derechos patrimoniales y personales.

¿Qué es la unión marital de hecho?

La unión marital de hecho está regulada por la Ley 54 de 1990 y se refiere a la convivencia entre dos personas, sin matrimonio, pero bajo un proyecto de vida común y estable. Para que sea reconocida legalmente, deben haberse cumplido al menos dos años de convivencia continua.

Este reconocimiento no implica casarse, pero sí otorga derechos similares a los del matrimonio en cuanto a la sociedad patrimonial. Es decir, si durante ese tiempo se adquirieron bienes, propiedades, vehículos o ahorros en común, esos activos pueden dividirse por partes iguales al disolverse la unión.

¿Cuándo y por qué se puede demandar a la expareja?

Una demanda puede interponerse cuando una de las partes considera que tiene derecho a una parte del patrimonio construido durante la convivencia o necesita que la unión sea reconocida formalmente para ejercer otros derechos, como recibir una pensión de sobreviviente o acceder a beneficios económicos.

Entre las causas más comunes están:

  • Reconocimiento de la unión marital de hecho: cuando una de las partes niega que haya existido convivencia o relación estable.

  • Liquidación de la sociedad patrimonial: cuando se busca dividir los bienes adquiridos durante la unión.

  • Reclamación de pensión: cuando el compañero o compañera fallece y el sobreviviente necesita acreditar la unión para acceder a la prestación.

  • Derechos de alimentos o custodia de hijos comunes, si los hay.

Cómo se demuestra la unión

Para que un juez reconozca la unión marital de hecho, es necesario presentar pruebas que acrediten la convivencia y el proyecto de vida común. Entre ellas se encuentran:

  • Testimonios de familiares, vecinos o amigos.

  • Fotografías, correspondencia o publicaciones en redes sociales.

  • Recibos, contratos de arriendo o servicios públicos a nombre de ambos.

  • Cuentas bancarias conjuntas o documentos que evidencien aportes mutuos.

El proceso puede iniciarse de manera voluntaria (si ambos reconocen la unión) o judicial (si uno de los dos la niega). En este último caso, se debe presentar la demanda ante un juez de familia, quien determinará si hubo o no unión y cómo se dividirán los bienes.

Un proceso con carga emocional y legal

Más allá de lo jurídico, este tipo de demandas suele tener una carga emocional considerable. Muchos casos surgen tras separaciones conflictivas, donde la ruptura no solo implica un distanciamiento afectivo, sino también económico.

Por eso, los expertos recomiendan actuar con prudencia, recopilar la documentación necesaria y buscar orientación de un abogado especializado en derecho de familia antes de iniciar cualquier acción legal.

La importancia de formalizar la relación

Uno de los aprendizajes más importantes de estos casos es la importancia de formalizar la unión. Las parejas que conviven sin registrar su unión ante notaría o sin un documento que deje constancia de la sociedad patrimonial corren el riesgo de enfrentar procesos largos y desgastantes si la relación termina.

Formalizar la unión no le resta romanticismo al vínculo, sino que protege a ambas partes. En caso de separación, evita conflictos y garantiza un trato justo ante la ley.

Reflexión final

Las demandas por unión marital de hecho no buscan “castigar” a una expareja, sino garantizar justicia y equilibrio patrimonial cuando la vida en común generó derechos compartidos. En un país donde miles de parejas conviven sin casarse, esta figura representa un avance importante en la protección de los derechos familiares.

Más que un trámite judicial, reconocer la unión marital de hecho es reconocer que el amor también tiene consecuencias legales, y que cuidar los vínculos implica, en parte, cuidar los acuerdos que se construyen a lo largo de la vida en pareja.

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