Octubre marca la transición entre la temporada de lluvias más intensa y el inicio de la temporada seca, ofreciendo un clima ideal para explorar los tesoros que Cundinamarca esconde a pocas horas de Bogotá. La cercanía a la capital ha convertido a este departamento en un destino de turismo de escapada, donde la rica herencia cultural se fusiona con paisajes que van desde páramos hasta climas cálidos.
La Ruta de la Leche y el Queso: Ubaté y Fúquene
Una de las rutas más atractivas es la que se dirige al norte de Cundinamarca, famosa por su tradición lechera. El Valle de Ubaté es reconocido como el centro de la producción láctea de alta calidad.
- Ubaté: Más allá de su imponente Basílica Menor, la experiencia se centra en probar quesos frescos y madurados directamente de las fincas o en los mercados locales. Es el lugar perfecto para comprar la famosa cuajada fresca y el queso campesino, y para visitar las plantas procesadoras que muestran el ciclo de la leche.
- Laguna de Fúquene: Cerca de Ubaté, este cuerpo de agua ofrece un espectáculo natural. Aunque ha enfrentado desafíos ambientales, es un punto clave para el avistamiento de aves migratorias y la apreciación del ecosistema de páramo y humedal. Los restaurantes a la orilla suelen servir trucha fresca, un manjar de la región.
Escape de Montaña y Naturaleza: Guatavita y La Calera
Para los amantes de la cultura muisca y los paisajes montañosos, la ruta hacia el nororiente es imperdible.
- Laguna de Guatavita: Es más que un destino natural; es un sitio sagrado y el corazón de la leyenda de El Dorado. La caminata hasta el borde de la laguna ofrece vistas espectaculares y la oportunidad de aprender sobre la cosmovisión muisca y su ritual de ofrendas.
- Guatavita (Pueblo Nuevo): El pueblo en sí, reconstruido en los años 60, deslumbra con su arquitectura colonial moderna. Sus calles empedradas y casas blancas con tejados oscuros son perfectas para un paseo tranquilo.
- La Calera: Este municipio, el más cercano a Bogotá por el oriente, es ideal para disfrutar de gastronomía de altura. Sus restaurantes ofrecen opciones desde cocina tradicional colombiana hasta fine dining, todos con la espectacular vista nocturna de la capital.
El Sabor de la Sabana: La Gastronomía Cundinamarquesa
La experiencia en Cundinamarca no estaría completa sin su gastronomía. En octubre, con el clima fresco, es el momento ideal para deleitarse con platos calientes y reconfortantes:
- El Ajiaco Santafereño: Aunque es insignia de Bogotá, los municipios de la sabana lo perfeccionan con mazorca tierna y la cremosidad de la papa criolla.
- Postres: La oferta de postres de leche y dulces de guayaba en municipios como Tocancipá y Sopó es legendaria.
- La Fritanga: Un plato infaltable en cualquier paseo, compuesto por papa criolla, yuca frita, longaniza, morcilla y chicharrón, una verdadera fiesta de sabores que se comparte en familia o con amigos.
Cundinamarca en octubre es una invitación a la desconexión express. Sus pueblos pintorescos, lagunas míticas y suculenta comida ofrecen un respiro necesario de la rutina capitalina, reafirmando el departamento como un destino de primer nivel para el turismo interno.




