En Colombia, la participación juvenil dejó de ser un ideal abstracto para convertirse en una realidad institucional. Los Consejos Municipales y Locales de Juventud (CMJ) son espacios creados por la ley para que las y los jóvenes puedan incidir directamente en las decisiones que se toman en sus municipios, corregimientos y localidades.
Estos consejos forman parte del Estatuto de Ciudadanía Juvenil (Ley 1622 de 2013, modificada por la Ley 1885 de 2018), una norma que reconoce a los jóvenes como sujetos de derechos, actores políticos y protagonistas del cambio social. Los CMJ son, en esencia, escenarios autónomos de representación, donde se debaten ideas, se formulan propuestas y se promueve el diálogo entre las juventudes y las autoridades.
Su principal función es servir como puente entre las juventudes y las administraciones locales, para que las políticas públicas reflejen realmente las prioridades de quienes tienen entre 14 y 28 años. Desde temas como educación, empleo, cultura, emprendimiento y medioambiente, hasta asuntos tan sensibles como la salud mental o la equidad de género, los Consejos de Juventud buscan que las voces de los jóvenes sean escuchadas y respetadas.
Cada Consejo está conformado por jóvenes elegidos democráticamente, quienes actúan como voceros y representantesante las alcaldías, gobernaciones y concejos municipales. Su papel no se limita a opinar: también realizan seguimiento, veeduría y propuestas concretas para mejorar la calidad de vida en sus comunidades.
En municipios de todo el país, los CMJ han liderado campañas ambientales, jornadas de voluntariado, proyectos culturales y procesos de formación ciudadana que han impactado de forma positiva a cientos de jóvenes. Su trabajo demuestra que cuando las juventudes tienen un espacio real para expresarse, la gestión pública se vuelve más participativa, transparente y diversa.
El reto ahora es mantener estos espacios activos, fortalecer su articulación con las instituciones y garantizar que su voz sea tenida en cuenta en la planeación y ejecución de las políticas públicas. Porque los Consejos de Juventud no son un fin, sino un medio: el medio para que la energía, creatividad y compromiso de una generación se traduzcan en acciones que transformen los territorios.
En definitiva, los CMJ son la evidencia de que la juventud no es solo el futuro del país, sino su presente. Una voz colectiva que aporta ideas, exige resultados y construye, día a día, una ciudadanía más consciente e incluyente.




