En Binarios, los personajes no solo protagonizan una historia: son el puente entre el público infantil y el universo de la programación. Cero y Uno representan dos formas de enfrentarse a los problemas y, al mismo tiempo, los dos dígitos esenciales con los que se construye toda la información digital.
Cero es inquieto, creativo y no le teme al error. Le gusta experimentar, probar caminos nuevos y romper esquemas. Uno, en cambio, es metódico, curioso y analítico; necesita entender cómo funciona cada parte antes de avanzar. Juntos, muestran que no existe una única forma de aprender y que la diversidad de pensamiento es clave para resolver desafíos complejos.
Acompañándolos está El Inge, un ingeniero digital joven, cercano y entusiasta, que cumple el rol de guía sin imponer respuestas. Él no lo sabe todo de antemano: orienta, hace preguntas y ayuda a reflexionar, reforzando la idea de que aprender programación es un proceso de exploración constante.
A lo largo de los episodios, los personajes se equivocan, se frustran y vuelven a intentar. Este enfoque humaniza la tecnología y muestra que el error no es un fracaso, sino una parte esencial del aprendizaje. De esta manera, Binarios enseña no solo conceptos técnicos, sino también valores como la paciencia, el trabajo en equipo y la perseverancia.