Bebé, un cortometraje dirigido por la colombiana Cristina Sánchez Salamanca, hizo parte de la selección "Condición Humana" del Tribeca Film Festival en Nueva York, uno de los festivales más importantes para difundir cine independiente de todo el mundo, y actualmente, hace parte de la selección de Competencia Nacional Ficción en Bogoshorts, uno de los festivales de cortos más importante de Latinoamérica.
El cortometraje pone como protagonista a Nina en el cumpleaños de su hermanastra pequeña, en donde se pone en evidencia sus inseguridades, la frágil relación que tiene con su padre y un profundo malestar al no sentirse parte de esta nueva familia.
Para su directora, Bebé es un proyecto que ha tenido en la cabeza por mucho tiempo y se ha formado en gran parte a partir de experiencias personales. Ahora, con su paso por Nueva York, lo presentará en Colombia por primera vez junto a los cortos: Náufragos, de William Vega; Arena, de Rossana Montoya; Paloquemao, de Jeferson Cardoza; Todo Incluido, de Duván Duque; Centauros de Andre del Sur; y Vienen las grietas de Daniel Mateo Vallejo.
Al ser su primer proyecto audiovisual y tenerlo en estas plataformas tan relevantes dentro de los marcos del cine independiente, quisimos hablar con Cristina sobre su proceso creativo en la creación de Bebé y sobre las características del formato de cortometraje que pueden ser grandes herramientas para los cineastas independientes del país.
Esto fue lo que nos dijo:
Cuéntame un poco sobre ti, has trabajado en diferentes producciones, has estudiado por fuera…
Yo hice un pregrado en la ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña) en Dirección de Cine y viví en España por 6 años en esta universidad. Me devolví en 2016 y desde ahí estuve un año trabajando en DYNAMO (una productora de cine en Colombia). Luego me independicé y empecé a hacer ciertos trabajos comerciales, pequeños, independientes.
Desde 2020 he trabajado más en TV que en contenido en plataformas y al tiempo nos salió el estímulo para BEBÉ para finalmente realizarlo.
Fotografía por Juliana Reyes. Cortesía de Cristina Sánchez.
¿Cómo es ganarse un estímulo para un cortometraje?
Nosotros ganamos en 2020 el estímulo de IDARTES llamado “Cortometraje para realizadores con experiencia”, que realmente fue lo que hizo que pudiéramos grabar el corto. En general, cuando una persona quiere hacer su primer corto es muy difícil y muchas veces no salen adelante estos proyectos. Fue gracias a ese estímulo de IDARTES que nos permitieron hacerlo.
De ahí a acá todo ha sido increíble.
Para un “no cineasta”, como yo, ¿cómo es tu proceso creativo al realizar un cortometraje? ¿Tienes algún método particular?
Sí, en mi caso, me empiezan a entrar imágenes en la cabeza y ciertas ideas y situaciones son cosas que me sucedieron o recuerdos que tengo y otras son cosas que solo me aparecen. Me tomo un tiempo solo digiriendo esas imágenes y metiéndolas en un sancocho de imágenes hasta que un día siento que algo de ahí puede ser coherente. Luego lo aterrizo y lo convierto en un guión o en una historia.
Al escribir soy muy rápida porque todo el trabajo previo de la concepción y la idea, todo ese trabajo creativo, es muy interno, de todo el tiempo estar pensándolo constantemente.
En el caso de Bebé, que realmente es un largometraje, yo duré aproximadamente dos años y medio pensando en ese proyecto sin escribir nada. Solo pensando. Ya cuando empiezas a pensar en el personaje en situación, empiezas a recordar.
Solo a punta de estar muy abierta a absorber, recordar e imaginar se van haciendo solas las historias.
Entonces primero van esas ideas y recuerdos y luego pasas al guión. Luego del guión, ¿qué sigue?
En mi caso, mi relación con mi productor, Duván Duque, la establecí porque le mostré este guión. Él y yo nos conocemos desde hace 15 años pero le mostré el guión y le pregunté su opinión. Él me dijo: “Lo quiero producir”.
A partir de ahí, cada vez que yo tengo una idea, él es la persona con la que profesionalmente lo comparto y le cuento. Es ese lugar donde solo le boto ideas y él me escucha y hay cosas que le gustan y otras que no.
Hasta que el guión que esté construyendo no esté bien no pasamos a la siguiente fase que es producirlo. Ahí es donde vamos a conseguir el dinero, que en el caso de Bebé fue aplicando a IDARTES, buscar otros estímulos que nos puedan servir. De hecho, estamos buscando uno para escribir el largo de Bebé.
Es un proceso de mucha paciencia, de conseguir fondos, de darle fuerza a las ideas hasta que consigues el dinero para hacerlo —que creo que es la parte más retadora para cualquier producción— y ya es tener un cronograma para hacerlo en fechas definidas y cerrar cabezas de equipo, hacer reuniones y todo lo que es la preproducción real.
Termina siendo muy corto el tiempo de esta preproducción en comparación a todo el tiempo de escritura, desarrollo y de nosotros dos leyendo y haciendo notas de los guiones. Lo demás se tiene que hacer en un lapso definido de tiempo.
Teniendo en cuenta que duraste dos años pensando en la idea de Bebé, ¿cómo fue pasar desde ese primer momento a presentar este corto en Tribeca, uno de los festivales de cine independiente más importantes del mundo?
Es absurdo, no tiene sentido. Hay gente que leyó el primer borrador de Bebé, el largometraje en 2018. Entonces es muy emocionante. Especialmente para las personas que han estado conmigo solo leyendo, ¿sabes?
Para mucha gente solo ver el proceso de verme hiper desempleada con este guión, mandándolo a FDC y que me lo rechacen porque hice algo tan estúpido como poner el nombre en la carátula… Muchas cosas que sucedieron y de repente un día es como “esto existe y se está mostrando en diferentes partes del mundo”.
Ahora pensar que vamos a estrenar en Bogotá es muy emocionante, pues este personaje de este corto ha estado en mí por mucho tiempo.
Still Bebé. Cortesía Cristina Sánchez.
¿Fue tu primera vez en Tribeca?
Es la primera vez que voy a un festival en mi vida. Es un poco absurdo porque en teoría debería ser un poquito más progresivo (risas).
Normalmente es más progresivo, pues es mi primer corto, pero yo me demoré mucho porque me gradué en 2016 y hasta ahorita pude sacarlo. Fue una mezcla de muchas cosas emocionales, circunstanciales, mandar mal la fotocopia de la cédula y siento que hasta ahorita lo pude hacer, ya salió y pasó todo lo que pasó.
Enfoquémonos ahora en Bebé. ¿Cómo fue para ti trabajar con niñas pequeñas como protagonistas y por qué decidiste convertir el tema de la infancia el tema de tu cortometraje?
Es muy difícil y creo que especialmente en los cortos hay una tendencia a trabajar con niños. Supongo que esto pasa porque los cortos no tienen tanto tiempo, entonces tienen que ser momentos que nos marquen mucho de maneras muy simples. Creo que en la infancia somos más propensos a eso.
De hecho en Bogoshorts, de siete cortos si no estoy mal, tres son de niños. Los cortos son un buen vehículo cuando estás empezando. Y cuando estás empezando hablas desde el inicio y ese es la infancia, lo que uno vivió.
Yo necesariamente no soy la más fanática de este recurso. Hay gente que le encanta el tema de la infancia, no es mi tema favorito. No soy tan maternal ni me encantan los niños, pero creo que precisamente es lo que intento contar: una infancia no necesariamente infeliz, pero para mí esta etapa tiene unas facetas un poco menos pastel en las que no te tiene que estar sucediendo nada específicamente violento pero sí hay momentos muy oscuros y pienso que al revés que a los niños no se les permite tener eso.
La infancia tiene que ser mágica y punto. Y a mí eso no me encanta y me parece chévere explorar eso. Lo que más me ponía nerviosa era cómo dirigir a una niña en este papel y hacerlo de una manera responsable.
Afortunadamente con Majo [María José Quintero], encontré una niña demasiado inteligente, madura y de cierta forma demasiado diferente al personaje. En muchas cosas era muy parecida pero en otras no. Creo que ella es muy optimista y con una visión muy linda del mundo y de su familia entonces funcionó muy bien porque no estábamos sacando esas emociones que ella tenía y restregándoselas en la cara sino que ella pudo imaginárselo y al final estar tranquila.
Personalmente pienso que el éxito del corto está sobre ella. Todos los demás hicimos lo mejor que pudimos pero si tú como espectador no conectas con el personaje y no sientes su tristeza ni su rabia, muy bonito el corto pero no se estaría transmitiendo lo que se quería y ella lo hizo.
Ella me dejó sin palabras.
La actriz me remitió a momentos de infancia cuando uno siente una ira profunda hacia otro niño [risas]. Se siente visceral un poco.
¡Claro! Y en la mirada de ella se ve todo. El largo, de hecho se llamaba “Mal mirada”. Y por eso yo necesitaba una niña que tuviera una “cara de culo” igual de buena que la mía [risas]. Es una niña que con su mirada sepamos cuándo la está pasando bien y cuándo la está pasando mal y que ella en este momento de su vida la está pasando muy mal. Esa mirada de ella hace un trabajo increíble.
Me cuentas que Bebé inicialmente fue pensado en un largometraje. ¿Cómo fue plasmar todo eso que tenías en mente en tan solo 15 minutos?
El trabajo más difícil del corto es dar un buen contexto. Sin el contexto el corto no va a funcionar, pero ¿cómo hacer para no mostrar todo el contexto de ceros? En el caso de este, era una de las secuencias más largas del largo, que de hecho ha cambiado bastante desde entonces.
Todo lo que sucede no fue difícil, sino hacerlo entender bien: la familia, las relaciones de la protagonista con su familia, consigo misma. Todo lo que tenía que ver con sintetizar el contexto para que la niña llegara a esto. Es muy distinto si llevas una hora viendo a esta niña, observando una serie de situaciones, acumulando esa rabia, cuando pasa lo que pasa en el guión hace sentido. Pero, ¿cómo haces que en seis minutos pase lo mismo y digas: “total, yo también lo haría”?
Al tener que escoger tan bien lo que sí aparece en el corto, ¿no podría también esto ser una ventaja? ¿Al ser todo tan “curado” y escogido meticulosamente?
A mí me parece que hacer un cortometraje es un reto mucho más grande precisamente porque no puedes tener casi nada. Te toca ser muy inteligente en qué mostrar, cómo mostrarlo y por qué mostrarlo. En cambio en un largo te puedes permitir muchas más licencias para dar información. Eso es lo lindo de los cortos. Es lo que tu dices esa habilidad de “curar” y de saber qué va y qué no va.
En mi opinión mientras menos vaya mejor. Mientras menos va, más estás contando. Si yo tengo 15 minutos para contarte una historia y me demoro cinco contándote solo una cosa, ya ocupé un tercio de todo lo que tengo para mostrar y por eso es dificilísimo, yo creo que por eso me demoré tanto con este corto.
Estamos hablando de infancia, de recuerdos… ¿Crees que con Bebé estás mandando un mensaje específico a los espectadores? ¿Lo audiovisual debe preocuparse por eso?
A mí personalmente algo que no sepa qué me quiere contar la persona del otro lado no me interesa tanto y podría ser un videoclip. No tengo nada en contra de lo puramente estético, de hecho yo pienso que Bebé, estéticamente es un corto muy curado pero tiene que ser justificado lo estético. Es como eso de sustancia sobre estilo.
No creo que haya una forma mejor o peor pero a mí personalmente creo que lo que más me gusta del cine es poder recibir un mensaje que me haga pensar y yo decir 'ok, esta persona siente esto y piensa esto'. No necesariamente tiene que ser una crítica, sino solo una idea. Es algún tipo de tesis sobre la vida que uno tiene. Pueden ser formatos más experimentales, animación, creo que al final el medio es sólo es la mejor manera en la que se cuente esa idea que quiero compartir.
Still Bebé. Cortesía Cristina Sánchez.
De acuerdo. Entonces teniendo en cuenta esta discusión sobre lo estético, ¿para ti qué es el cine?
Una manera muy linda de sembrar y recibir ideas y pensamientos es mediante la historia. Entonces al yo conectar con una historia y al hacer que tú conectes con una historia hay un intercambio de pensamiento, en el que de pronto algo que tú ves hace que cambie tu manera de ver el mundo o de verte a ti misma, o de ver a tu familia, o te haga caer en cuenta de ciertos aspectos que quizás no habías tenido. Es sumergirte en esa historia por 15 minutos y cuando salgas algo de esa historia queda en ti.
Para mí es lo que el cine tiene de bonito.
Cuando vi el corto, me recomendaste usar audífonos. ¿Por qué? ¿Cómo utilizaste el sonido en este cortometraje?
El sonido para mí es casi más importante que la imagen y donde más me demoré en la postproducción fue en el sonido. Hace un mes todavía le estábamos dando la vuelta. A mí me gusta mucho trabajar desde experiencias muy subjetivas y el sonido es lo que más nos ayuda a estar en la cabeza de esta niña y entender ella qué está pensando. Ya que solo puedo contar lo que ella está sintiendo, el sonido nos ayuda a que quede muy claro.
La imagen entra en tus ojos de una manera muy consciente. Pero el sonido para mí es esa llave perfecta para entrar al inconsciente de la gente y con él puedes hacer que un momento se sienta más perturbante o más lindo o más violento y la imagen no cambia. A mí sí me gusta mucho condicionar esta experiencia y es súper subjetivo.
En el caso de este corto, el sonido es clave para entender esta niña, esta caja de pandora que está abriendo, tú sabes en qué momento la abrió. Me emociona mucho que la gente lo pueda ver en teatros grandes con un buen sonido.
Ahora Bebé fue seleccionado para la competencia nacional de ficción de Bogoshorts. ¿Cómo te sientes?
Súper honrada porque para mi lo más importante es poderlo estrenar acá en Colombia y mostrárselo a las personas que quiero y a la vez que personas que no conozco que se interesen en lo que hago. Si la conexión internacional fue bonita, con la gente que realmente comparte esto contigo me honra mucho mostrarlo.
No tenía ningún tipo de confianza de que fuéramos a pasar. Fue muy gratificante porque tenía mucha ilusión. Es mi primer festival en Colombia donde muestro algo mío y que sea Bogoshorts es una gran oportunidad.
¿Qué viene para Bebé y para ti?
Tenía ciertas dudas de si quería continuar con Bebé o no, antes de saber todo este año cómo iba a ser. Creo que quedé un poco exhausta y quedamos con Duván, mi productor, a ver qué pasa. Y de repente pasó todo esto en donde pareciera ser que el personaje de ella sí es algo que se puede seguir explorando y que se nos está alentando a seguir explorando.
Ahorita estamos en el proceso de darle la vuelta porque no quiero hacer Bebé, versión largo. Queremos ahondar en exploraciones distintas porque si no, sería un poco aburrido. Estamos en ese proceso de curar qué esencial de Bebé se debe quedar y a qué le damos la vuelta.
Para finalizar, ¿qué consejos le darías a los cineastas independientes del país?
Yo pienso que el mayor consejo, que puede ser muy cursi, es no desalentarse y encontrar gente que quiera estar en esto con uno. En mi caso, yo llegué a un punto de quiebre donde estaba muy desalentada y me junté con personas que me dieron esa gasolina, especialmente mi productor.
Creo que es muy difícil sacar adelante una carrera en este medio y en este país de manera solitaria. Entonces encontrar gente que crea en lo que hace uno hace que haya cierto grupo de apoyo y si uno está a punto de tirar la toalla, tenga a alguien no lo deje y viceversa.
**Para asistir a las funciones de este y los demás cortos de la Competencia Nacional de Ficción de Bogoshorts, haz clic acá.
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