El debate sobre el salario mínimo para 2026 en Colombia ya está en marcha. Aunque todavía no se ha fijado el porcentaje definitivo, los informes, proyecciones y declaraciones de los actores involucrados ofrecen un panorama claro de lo que podría suceder y de cómo esto impactará a millones de trabajadores formales e informales.
¿Cuál es la cifra de referencia?
Para 2025, el salario mínimo básico está en 1.423.500 pesos mensuales. Al considerar el auxilio de transporte, el monto total mensual asciende a aproximadamente 1.623.500 pesos. Para 2026, diferentes escenarios planteados por entidades como el Banco de Bogotá y centros de estudios económicos proyectan ajustes que oscilan entre un aumento del 6 % al 12 %. En uno de los escenarios más optimistas, el salario mínimo podría acercarse a los 1.600.000 pesos básicos, lo que implicaría un incremento de alrededor del 12,4 % frente al año anterior. Otros escenarios prevén ajustes más moderados, en torno al 7 %, lo cual situaría el salario básico alrededor de 1.515.000 a 1.523.000 pesos.
¿Qué factores influyen en el aumento?
Varios elementos están sobre la mesa en la negociación del salario mínimo:
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La inflación proyectada para 2025, que se estima en torno al 4,5 % a 5,5 %.
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La productividad laboral, que históricamente ha sido un factor clave para justificar aumentos reales por encima de la inflación.
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La situación económica general del país, incluyendo desempleo, informalidad y la reforma laboral vigente.
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El impacto que el aumento tendría tanto en el poder adquisitivo de los trabajadores como en los costos que deben absorber las empresas, especialmente en sectores de servicios intensivos en mano de obra.
¿Beneficios y riesgos?
Para los trabajadores que ganan el mínimo, un ajuste significativo representa una mejora del ingreso real, más poder de compra y un alivio frente a los costos crecientes de bienes y servicios. Sin embargo, los expertos advierten sobre posibles efectos secundarios: un aumento muy alto sin mejoras correspondientes en productividad podría generar presiones inflacionarias, reducción de márgenes en las empresas y un riesgo para la contratación formal.
Además, los trabajadores informales —que representan un porcentaje importante del empleo en Colombia— podrían no beneficiarse directamente del aumento, ya que muchos devengan por debajo o fuera de los contratos formales.
¿Cómo te afecta a ti?
Si actualmente ganas el salario mínimo, estás en el centro de esta negociación colectiva y estatal. Aumentos entre 7 % y 12 % implicarían entrar en una mejor posición económica en los próximos meses. También hay efectos secundarios: si el mínimo sube, recargos por horas extras, dominicales o nocturnas podrían aumentar proporcionalmente, lo cual beneficiará también a quienes trabajan en esos regímenes.
Para las empresas y empleadores, un ajuste del salario mínimo implica revisar costos laborales, productividad, procedimientos de contratación y condiciones de empleo.
¿Qué viene ahora?
La decisión final sobre el salario mínimo para 2026 se tomará durante las negociaciones entre el gobierno, sindicatos y empresarios. Una vez acordada la cifra, se decretará y entrará en vigencia. Hasta entonces, es fundamental que trabajadores, empleadores y observadores económicos sigan de cerca los escenarios y se preparen.




