El campo colombiano atraviesa una etapa de reactivación y esperanza. En 2025, el Gobierno Nacional y varias entidades regionales han fortalecido los subsidios agrícolas y los programas de apoyo a campesinos, con el propósito de reducir los costos de producción, proteger los cultivos frente al cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria del país.
Con más de un millón de familias que viven de la agricultura, estos programas buscan no solo aliviar los efectos económicos de los últimos años, sino también impulsar una transformación rural sostenible basada en la equidad, la innovación y el acceso a oportunidades.
Programas nacionales de apoyo al campo
El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural ha destinado recursos significativos a distintos programas que promueven la protección del productor y la productividad agrícola. Uno de los más destacados es el Incentivo al Seguro Agropecuario (ISA), que subsidia hasta el 90 % del valor de las pólizas de seguro para pequeños agricultores. Este beneficio cubre cultivos afectados por sequías, inundaciones, plagas o enfermedades, y ha permitido asegurar miles de hectáreas en regiones como el Caribe, Tolima, Huila y los Llanos.
Otro de los programas clave es el Incentivo de Capitalización para la Gestión de Riesgos Agropecuarios (ICGR), que ofrece descuentos de hasta el 40 % sobre créditos destinados a infraestructura hídrica, riego, drenaje o tecnificación agrícola. El objetivo es fortalecer la resiliencia de las zonas rurales frente al cambio climático, promoviendo el uso eficiente del agua y prácticas agrícolas sostenibles.
El tradicional Incentivo a la Capitalización Rural (ICR) también continúa en marcha. A través de este programa, los pequeños y medianos productores reciben apoyos directos que cubren parte del valor de sus créditos agropecuarios, aliviando de manera significativa su carga financiera y facilitando nuevas inversiones en sus fincas.
Programas regionales y apoyo directo al productor
En el ámbito regional, departamentos como Cundinamarca, Tolima y Córdoba han lanzado iniciativas propias para fortalecer a los productores locales. Uno de los programas más representativos es Sembrando 2.0, liderado por la Gobernación de Cundinamarca, que beneficia a más de 26.000 campesinos con bonos de apoyo económico para la compra de insumos agrícolas. Estos recursos permiten adquirir fertilizantes, semillas y herramientas en establecimientos locales, fortaleciendo al mismo tiempo las economías rurales.
De igual forma, el programa nacional Sembrando Alianzas para la Vida, impulsado por el Ministerio de Agricultura, apoya proyectos de producción, transformación y comercialización liderados por comunidades campesinas, afrocolombianas e indígenas. Este modelo fomenta la creación de cadenas de valor más justas y una agricultura familiar que conecte directamente con los mercados locales.
Crédito, innovación y sostenibilidad
Uno de los mayores retos para el campesinado ha sido el acceso al crédito. En 2025, entidades como el Banco Agrario y Finagro han fortalecido sus líneas de financiamiento con tasas preferenciales para mujeres rurales, jóvenes agricultores y asociaciones campesinas. Además, se han implementado capacitaciones sobre educación financiera y herramientas digitales para simplificar los trámites en zonas apartadas.
El impulso a la innovación rural también es una prioridad. Nuevos proyectos de investigación buscan modernizar los procesos agrícolas mediante tecnologías limpias, riego inteligente y aprovechamiento de energías renovables. Estas estrategias no solo mejoran la productividad, sino que también contribuyen a reducir la huella ambiental del sector agropecuario.
El campo como motor de equidad
Más allá del componente económico, los programas de subsidio y apoyo al campo buscan reconocer el papel del campesinado en la construcción de país. Su trabajo garantiza la soberanía alimentaria, la conservación de los ecosistemas y la preservación de las tradiciones rurales.
En departamentos como Sucre, Nariño, Meta y Boyacá, los programas de acompañamiento técnico han permitido que familias rurales se organicen en asociaciones, accedan a mercados locales y fortalezcan sus capacidades productivas. La participación de mujeres y jóvenes rurales ha crecido de forma significativa, evidenciando un cambio generacional en el liderazgo agrícola.
Un campo que se transforma
El 2025 marca un momento decisivo para la ruralidad colombiana. Las políticas públicas, los incentivos financieros y los programas de innovación buscan que el campo deje de ser sinónimo de atraso y se consolide como un motor de desarrollo sostenible.
Desde Canal Trece, celebramos este impulso al trabajo campesino. Los subsidios, la asistencia técnica y la inversión en el agro no son simples medidas económicas: son semillas que garantizan el futuro del país. Porque fortalecer el campo es fortalecer la vida, la cultura y la identidad que nos une como nación.




