La capital colombiana se ha convertido en un referente mundial del arte callejero. Con una escena vibrante y en constante evolución, Bogotá ha logrado posicionarse como uno de los principales destinos para los amantes del graffiti.
Aunque durante mucho tiempo el graffiti fue considerado una actividad vandálica, en Bogotá ha logrado transitar hacia un reconocimiento cada vez mayor. Gracias a la persistencia de los artistas y a la gestión de las autoridades locales, el graffiti ha dejado de ser visto como un delito para convertirse en una expresión artística legítima.
Sucesos clave han marcado un punto de inflexión en la historia del graffiti en Colombia. La creación del Consejo Distrital de Grafiti y la posterior instauración de mesas de graffiti en diversas localidades han sido fundamentales para organizar y visibilizar esta práctica. Estas iniciativas han permitido establecer normas claras para la realización de murales en espacios autorizados, fomentando así un diálogo constructivo entre los artistas y las autoridades.
Bogotá cuenta con un grupo de talentosos artistas urbanos que han alcanzado reconocimiento internacional. Nombres como Kabe, Power line e Ideasz son solo algunos ejemplos de los graffiteros que han dejado su huella en las calles de la ciudad. Además, la capital colombiana se ha convertido en un imán para artistas extranjeros que ven en Bogotá el escenario perfecto para plasmar su creatividad.
El éxito de Bogotá en la regulación y promoción del graffiti ha servido de inspiración para otras ciudades de Colombia y la región. Cali y Medellín, por ejemplo, han seguido los pasos de la capital y han implementado sus propias mesas de graffiti, fomentando así el desarrollo de escenas urbanas locales.