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Adulto joven

Vivas

Tres lideresas sociales colombianas comparten sus intimidades y sus mundos interiores, gracias al intercambio, reflexión y construcción que genera el arte.

Conocemos los trabajos y ejercicios de las lideresas en Colombia “a medias”: normalmente vemos sus vidas  desde una faceta política, activa en los escenarios públicos y en momentos coyunturales donde, justo, ellas son  protagonistas. Sin embargo, “el lado B” de la vida de estas mujeres se deja a un lado: no vemos sus intimidades  y sin estas el lugar más transparente: la vida expandida de una lideresa social.

En VIVAS se develan las vidas y universos íntimos de tres mujeres colombianas de tres regiones distintas. Allí,  por medio del arte como catalizador de transferencias emocionales, se descubre la circunferencia completa del  ser mujer y el ser lideresa. 

La artista Manuela Lara inició hace más de dos años un viaje por tres departamentos del país (La Guajira,  Cundinamarca y Valle del Cauca) para conocer las historias de treinta mujeres lideresas desde una perspectiva  íntima. Durante semanas, la artista y las lideresas organizaban encuentros y conversaban, pensaban e  imaginaban cómo sería un retrato de cada una: qué signos las representaban, con qué íconos y elementos se  identificaban ellas y sus territorios y sus luchas. Esta serie de retratos se llamó VIVAS: obras que unen las  voces de mujeres diversas –indígenas, afrocolombianas y campesinas– en un coral que representa el liderazgo  femenino y la lucha histórica que las ha unido como mujeres y minorías étnicas. 

La serie documental VIVAS retrata a tres mujeres desde lo audiovisual y lo artístico: a Yolanda Llanos, de  Buenaventura, Valle del Cauca; a Susana Rodriguez, de Sutatausa, Cundinamarca; y a Clarena Fonseca, de La Guajira. Las tres son mujeres, son lideresas, pero cada una tiene personalidades y maneras  únicas de interpretar el liderazgo en cada uno de sus contextos.  

Cada mujer, a través del ejercicio de intercambio de VIVAS, explora y comparte su mundo interior,  reconociendo, en general, que han dedicado su vida al servicio de sus comunidades, dejando en segundo plano  su salud, el autocuidado y su relación con el cuerpo. 

A través del arte y la co-creación y las conversaciones de horas y horas VIVAS registra la relación de ellas con  sus comunidades y territorios –sí–, pero también registra sus cotidianidades para conocer cómo son sus vidas  en familia, en soledad y en sus rutinas. ¡Las descubrimos más allá del heroísmo! Ese descubrimiento,  precisamente, desemboca en los retratos que Manuela Lara desarrolla junto con otro grupo de personajes: su  familia, los artesanos del papel y otros expertos en fotografía e impresión. 

De esta manera, en la serie se ven a los familiares de cada lideresa y de la artista, y a sus amigos cercanos y,  también, a la generación de lideresas jóvenes que están siguiendo sus legados. También vemos a las otras 27  lideresas que han hecho parte de VIVAS, quienes todas, juntas, en complicidad, en sororidad –pues todas ellas  representan desde su colectividad y diversidad a las lideresas de Colombia–, se encuentran frente a frente con  su retrato por primera vez. Es un momento íntimo y ceremonial donde se representa, se vive y se celebra el  estar VIVAS.