Cantes de ida y vuelta entre Niño de Elche y Eblis Álvarez

La llegada de Francisco ‘Paco’ Contreras, conocido Niño en Elche, a los circuitos más respetados del flamenco, supuso el surgimiento estelar de una promesa para  esta música gracias a discos como ‘Mis primeros llantos’ en 2007 y ‘Sí, a Miguel Hernández’ en 2013; sin embargo, la esperanza se desvaneció ante la edición de ‘Voces del extremo’ en 2015 y ‘Antología del cante flamenco heterodoxo’ en 2018, dos discos en los que Niño de Elche llevó el sonido del flamenco a fronteras inexploradas y olvidadas desafiando a un purismo insostenible.

Ilustración: Inés Doujak.

Si en su momento, renovadores definitivos como Camarón de la Isla y el propio Morente habían sido crucificados por introducir elementos eléctricos y distorsión, respectivamente, Niño de Elche fue lapidado por la crítica y el público más reaccionario; jamás alguien se había atrevido a tanto, pensarían, y tanto era volver sobre cantes antiguos y populares en donde la ortodoxia flamenca prefería no asomarse, y jugar con eso sobre tapices sonoros ajenos como el hip-hop, el noise o el rave.

Un daño hermoso estaba hecho. A mediados de enero y acostumbrado a acompañarse de artistas de pelambre semejante (Refree, Toundra, Planetas), Niño de Elche arribó a Bogotá para trabajar con otro culto inquieto: el compositor y guitarrista Eblis Álvarez, creador de Meridian Brothers e integrante de las bandas Pirañas y Chúpameeldedo.

Durante casi cuatro semanas, Paco y Éblis se enclaustraron en los estudios que este último tiene en Teusaquillo para alumbrar ‘Colombiana’, el nuevo álbum del genio flamenco, o como él mismo se llama, ex-flamenco.

Conversamos con ellos sobre este inesperado encuentro creativo.

Foto: Facebook Niño de Elche.

Umberto Pérez: ¿A qué vino a Bogotá?

Niño de Elche: Este año quería afrontar un disco sobre los cantes de ida y vuelta, que es la idea flamenca de estilos que han sido influenciados por las músicas latinoamericanas y para afrontar ese de trabajo decidí que el productor idóneo era Eblis Álvarez de Meridian Brothers y eso es lo que estado haciendo durante este mes

UP: ¿Cómo conoció el trabajo de Eblis?

NE: A Eblis lo conocí mediante un concierto de Meridian Brothers en Barcelona, hará unos cinco años o seis años, en un festival referencial para nosotros que se llama Periferias, en la ciudad de Huesca.

UP: ¿Y por qué sintió que él era el indicado para hacer este trabajo?

NE: Cuando conocí a Meridian Brothers en España, en ese concierto, uno siente que ha conseguido superar ciertos prejuicios sobre las músicas latinoamericanas. En Europa tenemos una visión muy sesgada de lo que puede suponer toda la riqueza de las músicas en Colombia, Latinoamérica o el Caribe, y cuando vi ese concierto creí, realmente, que Eblis era la persona que me podía ayudar a superar esos prejuicios y a entablar un discurso mucho más fructífero de lo que ha habido hasta ahora a razón del flamenco con la música latinoamericana.

UP: Eblis, ¿Usted ya conocía la música de Niño de Elche? ¿Cómo se dio esta posibilidad?

Eblis Álvarez: Yo tenía referencias de Niño de Elche a partir de un periodista de Barcelona que una vez me hizo una entrevista y me habló del trabajo Niño de Elche como algo parecido a lo que yo hacía en Colombia. A partir de eso me quedó en la memoria Niño de Elche y luego recibí comunicación personal de Francisco para hacer el trabajo que estamos haciendo ahora mismo.

UP: ¿Qué expectativas tenía usted antes de la grabación? ¿Qué se imaginaba usted sobre lo que Niño de Elche quería?

EA: Bueno, el concepto principal es de los cantes de ida y vuelta, que Paco me explicó cómo funcionaba. A partir de eso tuvimos una cantidad de referencias, de músicos, de estilos, luego empezamos a intercambiar: él me mandaba cosas de flamenco y yo le mandaba cosas de Colombia, de todo tipo. Paco luego hizo una investigación por su lado y, a partir de eso, armamos unas 18 ideas de distintas cosas con videos de YouTube, archivos, improvisaciones, y cuando Francisco llegó aquí empezamos a trabajar con esas referencias.

UP: ¿Cómo ha sido ese trabajo, ese proceso creativo de concebir y grabar estas nuevas canciones?

NE: La concepción artística la trabajé con Pedro G. Romero, que es un artista que varias veces me ha ayudado a encontrar el concepto de los discos más allá del concepto discográfico y, bueno, como bien lo ha explicado Eblis, había una serie de referencias, una serie de conceptos que queríamos que estuviesen plasmados en el disco plasmados entonces cuando llegué a Bogotá comenzamos, simplemente, a jugar con esos conceptos, a confrontarlos, a trabajar desde el collage, a cortarlos, a tratarlos desde una perspectiva, diríamos radical, de trabajar con las esencias de esas músicas y ver qué consonancia y qué puntos de unión podíamos encontrar.

UP: ¿En qué consisten los cantes de ida y vuelta y que quería con ello en el disco nuevo?

NE: En el flamenco se han hecho muchísimos discos temáticos. Se hacen discos sobre los cantos de las saetas, que son cantos religiosos. Se hacen discos sobre los fandangos, fandangos españoles, andaluces, flamencos. Antologías, como haciendo un barrido de los estilos. Y también ha habido una tendencia a agrupar los llamados cantes de ida y vuelta, de conceptualizarlos.

Sobre esa idea tuve la intuición y el anhelo de hacer mi propio disco de cantes de vuelta, que son una serie de músicas que muchas veces también coinciden en los nombres, pero también ampliar el concepto y hablar hoy en día, en pleno siglo XXI, de cantes de ida y vuelta, de lo híbrido que supone eso, realmente. Se da en todas las músicas, ya no podemos hablar de músicas originarias o totalmente autóctonas porque todas están atravesadas, de una forma u otra, por todo ese ir y venir de influencias, de tendencias estéticas y mundos paralelos.

Ilustración: Inés Doujak.

UP: Eblis, ¿cuáles fueron los retos creativos a nivel de producción al momento de trabajar frente a frente con Niño de Elche? ¿Cómo fue ese trabajo?

EA: La cosa se dio  bastante natural.  Nosotros no pensamos ni en desfigurar el flamenco ni la música colombiana o latinoamericana, sino que hicimos una mera superposición, esto es en parte debido a la manera de aproximarnos que tenemos en común a las músicas tradicionales, la mía tiene un poco de museo, un poco de preservación.

Por lo tanto nunca fuimos hacia eso que llaman fusión o transformación sino que simplemente pusimos las cosas sobre la mesa, una encima de otra. A veces casi ni se encontraban a nivel rítmico, entonces el reto fue la solución técnica de llegar a las composiciones pero no hubo nada difícil en ese sentido ya que la dificultad consiste en el acto de transformar, de deformar, de fusionar, lo cual no tuvo lugar. Entonces fue fácil.

UP: Paco, ¿para usted cuál fue el mayor reto a sabiendas de todo el bagaje musical que tienen los dos? 

NE: Para mí el mayor reto fue encontrar un discurso diferenciador hasta la fecha en mi trabajo discográfico. O sea, un discurso no solamente en el sentido conceptual o narrativo de la cosa, sino también del discurso sonoro, en cómo afrontar los temas,  en cómo afrontar canciones, cómo afrontar el concepto del disco.

Ahí es donde yo confiaba ciegamente en todo el background que tiene Eblis y en todo lo que él puede aportar al concepto de esta cosa de cantes de ida y vuelta. Ahí es en donde yo tenía más interrogantes porque, es verdad que nos hemos encontrado muchas veces y también que no hemos tenido tantos referentes de dónde amárranos, algunas de estas combinaciones se han hecho por primera vez y es donde, tal vez, sí hemos tenido un poco más de dificultad, pero una dificultad muy llevadera, no ha sido para nada una dificultad que nos haya bloqueado ni que haya conseguido bloquear digamos nuestra intuición de lo que podía ser este disco.

UP: ¿Qué sensación les queda al final a cada uno de ustedes de este trabajo en conjunto?

EA: La verdad, estoy muy contento y sorprendido. Si bien no fue difícil hacerlo, el hecho de poner una cosa encima de otra, simplemente, de esa manera como tan obvia, tan inmediata, me dejó con una sorpresa bastante profunda.

Paradójicamente, en la medida en que las cosas iban saliendo, uno se iba sorprendiendo  como un espectador, ya que al superponer dos venas creativas, y al no ser un solo individuo que es como yo suelo hacer mi música, de pronto uno se vuelve un tercero, y ese tercero quedó absolutamente maravillado, extasiado, sorprendido. Esa fue mi sensación y espero seguir teniéndola en la medida que este disco vaya saliendo al.

NE: Sí, coincido con Eblis en esta cosa de la sorpresa pero, incluso, tiene un halo más de magia, como cuando alguien ve nacer una flor de repente, o nacer un ser vivo, o salir el sol en mitad de una tormenta, un arcoíris.

Hay algo en el proceso creativo y en el mundo del arte que te sigue sorprendiendo, por muy seguro que creas que estás, por mucho de conocimiento que puedes tener en la materia, o por muchísimos interrogante que puedas tener y piensas que esos interrogantes los vas a superar, cuando empieza a agrietarse todo y comienzas a ver luz y ves que, además, eso conecta con diferentes personas más allá de nuestro mundo endogámico del músico y del artista, es algo… sí, sorpresivo, mágico, que continúa dándote fuerza.

Imagen: cortesía Niño de Elche.

UP: Paco, ¿cuál es el aprendizaje que le dejó grabar este disco?

NE: Que todo está mucho más cerca de lo que pensamos. En mi práctica artística, en la que me mezclo con decenas de artistas de diferentes estilos, estéticas y mundos, si hay alguna cosa que aprendido, más allá de superar los miedos y prejuicios, es que todos estamos mucho más cerca de lo que pensamos tanto ideológicamente como estéticamente y como políticamente.

Este disco continúa apostando sobre ese ese posicionamiento, sobre esa experiencia.

UP: ¿Trabajando juntos reafirmaron o encontraron o alguna cosa que no supieran?

EA: Sí, claro. La sorpresa fue que, como acaba decir Paco, estamos muy cerca. El encuentro personal entre artistas, entre familiares, entre amigos de distintos terrenos del mundo, no pasa por los filtros de la historia.

NE: Yo creo una de las cuestiones más importantes para entender nuestro diálogo es entender a las artes como algo híbrido, no como algo nacionalista, ni tradicionalista, ni estancado en unos orígenes preestablecidos, que son prácticamente ideas más allá de la experiencia.

Hay que entender que todo está muy difuminado, que hay un montón de códigos que nos ayudan a (entablar) ese diálogo, simplemente hay que tener la valentía de rascar en ellos… claro, cuando rascas en ellos  vas encontrando todas las mierdas que a uno tampoco le gustan de su formación como ciudadano del mundo, pero en ese buscar y en ese reconocer vas encontrando mecanismos que te ayudan a entablar diálogos con diferentes personas de diferentes, a priori, culturas, ideas e ideologías.

Pero lo más importante es entender que las prácticas artísticas son el mejor mecanismo de diálogo entre los seres humanos, sin duda alguna.


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