Aprovechando un talento en común, tienen un reto que afrontar: promover el goce efectivo de los derechos humanos a través
de una canción, una trova, una coreografía, un poema, una obra de teatro, un dibujo, un cuento, una pintura, una retahíla o participando como reporteritos en un programa de radio o televisión. Al final, un preadolescente los recibe un punto neutral donde hacen la presentación y obtienen el premio Embajadores de los derechos humanos de Telecafé.
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